El papa Benedicto XVI se despidió esta mañana de la nunciatura apostólica de Londres y a las 8.30 (hora local) emprendió el vuelo en helicóptero a Birmingham para celebrar la misa de beatificación del cardenal John Henry Newman. A las 9.30 llegó al helipuerto de Birmingham y desde allí se trasladó en automóvil a Cofton Park, en la localidad de Rednal, muy cerca del lugar de la sepultura del cardenal Newman. Después de saludar desde el papamóvil a las 70.000 personas que se dieron cita para verlo y de recibir el saludo del arzobispo de Birmingham, monseñor Bernard Longley, celebró la santa misa por la beatificación de John Henry Newman.
En su homilía, antes de referirse al nuevo beato, el Papa recordó que este domingo "representa también un momento significativo en la vida de la nación británica, al ser el día elegido para conmemorar el 70º aniversario de la Batalla de Bretaña. Para mí, que estuve entre quienes vivieron y sufrieron los oscuros días del régimen nazi en Alemania, es profundamente conmovedor estar con ustedes en esta ocasión, y poder recordar a tantos conciudadanos de ustedes que sacrificaron sus vidas, resistiendo con tesón a las fuerzas de esta ideología demoníaca. Setenta años después recordamos con vergüenza y horror el espantoso precio de muerte y destrucción que la guerra trae consigo, y renovamos nuestra determinación de trabajar por la paz y la reconciliación, donde quiera que amenace un conflicto".
Pero, añadió, "existe otra razón, más alegre, por la cual este día es especial para Gran Bretaña, para el centro de Inglaterra, para Birmingham. Éste es el día en que formalmente el cardenal John Henry Newman ha sido elevado a los altares y declarado beato".
"Inglaterra tiene una larga tradición de santos mártires, cuyo valiente testimonio ha sostenido e inspirado a la comunidad católica local durante siglos. Es justo y conveniente reconocer hoy la santidad de un confesor, un hijo de esta nación que, si bien no fue llamado a derramar la sangre por el Señor, jamás se cansó de dar un testimonio elocuente de Él a lo largo de una vida entregada al ministerio sacerdotal, y especialmente a predicar, enseñar y escribir. Es digno de formar parte de la larga fila de santos y eruditos de estas islas, San Beda el Venerable, la abadesa Santa Hilda, el abad San Elredo, el beato Duns Scoto, por nombrar sólo a algunos".
"El lema del cardenal Newman, ‘Cor ad cor loquitur, el corazón habla al corazón’, nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el corazón de Dios. Nos recuerda que la fidelidad a la oración nos va transformando gradualmente a semejanza de Dios".
"El Evangelio de hoy afirma que nadie puede servir a dos señores y el beato John Henry, en sus enseñanzas sobre la oración, aclara cómo el fiel cristiano toma partido por servir a su único y verdadero Maestro, que pide sólo para sí nuestra devoción incondicional. Newman nos ayuda a entender en qué consiste esto para nuestra vida cotidiana: nos dice que nuestro divino Maestro nos ha asignado una tarea específica a cada uno de nosotros, un ‘servicio concreto’ confiado de manera única a cada persona concreta".
"El servicio concreto al que fue llamado el beato John Henry incluía la aplicación entusiasta de su inteligencia y su prolífica pluma a muchas de las más urgentes ‘cuestiones del día’. Sus intuiciones sobre la relación entre fe y razón, sobre el lugar vital de la religión revelada en la sociedad civilizada, y sobre la necesidad de una educación esmerada y amplia fueron de gran importancia, no sólo para la Inglaterra victoriana, ya que hoy también siguen inspirando e iluminando a muchos en todo el mundo".
"Me gustaría rendir especial homenaje a su visión de la educación, que hizo tanto por formar el ethos que es la fuerza motriz de las escuelas y facultades católicas actuales. Firmemente contrario a cualquier enfoque reductivo o utilitarista, buscó lograr unas condiciones educativas en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso.
“El proyecto de fundar una Universidad Católica en Irlanda le brindó la oportunidad de desarrollar sus ideas al respecto, y la colección de discursos que publicó con el título ‘La idea de una Universidad’ sostiene un ideal mediante el cual todos los que están inmersos en la formación académica pueden seguir aprendiendo. Hoy pido para que, a través de su intercesión y ejemplo, todos los que trabajan en el campo de la enseñanza y de la catequesis se inspiren con mayor ardor en la visión tan clara que el nos dejó".
Benedicto XVI recordó por último "la visión del ministerio pastoral bajo el prisma de la calidez y la humanidad" del cardenal Newman, que plasmó "en sus desvelos pastorales por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados".
"No sorprende que a su muerte -concluyó- tantos miles de personas se agolparan en las calles mientras su cuerpo era trasladado al lugar de su sepultura, a no más de media milla de aquí. Ciento veinte años después, una gran multitud se congregó de nuevo para celebrar el solemne reconocimiento eclesial de la excepcional santidad de este padre de almas tan amado".
El beato cardenal Newman
John Henry Newman, uno de los grandes intelectuales cristianos del siglo XIX, nació en 1801 en Londres. En búsqueda de espiritualidad desde su adolescencia, estudió teología en la Universidad de Oxford, donde también enseñó durante un tiempo, y se convirtió en pastor anglicano. Lideró el Movimiento de Oxford, que buscaba las raíces católicas de la fe en Inglaterra. En 1842, mientras escribía su "Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina Cristiana" maduró su conversión al catolicismo. Fue admitido en la Iglesia Católica en 1845 y se ordenó sacerdote católico el 1 de junio de 1847 en Roma. Tras la ordenación sacerdotal, alentado por el papa Pío IX, fundó el primer Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. En 1851 fue nombrado rector de la Universidad Católica de Dublín, cargo que ejerció hasta 1854. El papa León XIII lo creó cardenal en 1879. Falleció el 11 de agosto de 1890 en el Oratorio de Edgbaston. Su proceso de beatificación comenzó en 1958 y Benedicto XVI aprobó en julio de 2009 el milagro que reconoce a Newman la intercesión por la curación del diácono Jack Sullivan, aquejado de una grave enfermedad en la columna vertebral.
Ángelus
Finalizada la santa misa, el Papa rezó el Ángelus y recordó que "cuando el beato John Henry Newman vino a vivir a Birmingham, dio el nombre de "Maryvale" a su primera casa en este lugar. El Oratorio que fundó está dedicado a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen. Y puso bajo el patrocinio de María, Sedes Sapientiae, la Universidad Católica de Irlanda. De muchas maneras, vivió su ministerio sacerdotal con un espíritu de devoción filial a la Madre de Dios".
El Papa dejó a las 12,40 Cofton Park para desplazarse en automóvil al Oratorio de San Felipe Neri en Birmingham, lugar de residencia del cardenal Newman desde su conversión hasta su muerte, el 19 de agosto de 1890. Benedicto XVI visitó la habitación del nuevo beato transformada en museo. Después se trasladó al Oscott College de Birmingham donde almorzó.+
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