«Queridos amigos, estoy feliz de estar con vosotros, aquí se nota el contacto con la belleza de la Creación, gracias por la amistad y por el afecto. Vuestra simpatía me hace mucha bien. Ya sabéis que este es un saludo distinto a los anteriores ya no soy Pontífice, lo soy hasta las 8 de la tarde. Ahora soy solo un peregrino en la última etapa de su peregrinaje sobre esta Tierra. Adelante por el bien de la Iglesia. Me gustaría, con mi oración y todas mis fuerzas interiores y morales, trabajar por el bien cómún de la Iglesia en el mundo. Gracias y Buenas Noches»
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