"Respetaba, amaba y reverenciaba tanto a los sacerdotes, que me llenaba de santa indignación cuando oía hablar de alguno con menoscabo de su honor, no me acordaba que era pequeña y que podían castigarme o reprenderme, yo salía en defensa diciendo que porqué hablaban de Dios tan mal y otras cosas, no porque yo comprendiese que ellos eran dioses, sino que eran en cuanto a su representación, el mismo Cristo..."
Sierva de Dios Leonor de Santa María Ocampo
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