viernes, 28 de septiembre de 2012

Evangelio del día 28 de septiembre de 2012

Evangelio según San Lucas 9,18-22. Viernes de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario


Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".


Comentario:



“Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho... que muera y que al tercer día resucite” - Santa Juliana de Norwich



En mi ignorancia, me asombraba que la profunda sabiduría de Dios no hubiera impedido el principio del pecado, porque si hubiera sido así, me parecía, que todo habría ido bien... Jesús me respondió: "El pecado era inevitable, pero todo acabará bien, todo acabará bien, cualquier cosa, cualquiera que sea, acabará bien".

        En esta simple palabra: "pecado" nuestro Señor me mostró todo lo que no es bueno: el desprecio innoble y las tribulaciones extremas que sufrió por nosotros, durante su vida y su muerte; todos los sufrimientos y los dolores, corporales y espirituales, de todas sus criaturas... Yo contemplaba todos los sufrimientos que jamás existieron o existirán, y comprendí que la Pasión de Cristo era el más grande, el más doloroso de todos y sobrepasa a todos... Pero no vi el pecado. Sé en efecto, por la fe, que no tiene sustancia ni algún tipo de ser; lo podemos conocer, de otro modo, sólo por el sufrimiento que causa. Comprendí también, que este sufrimiento era sólo por un tiempo: nos purifica; nos hace conocernos a nosotros mismos y suplicar misericordia.

        La Pasión de nuestro Señor nos fortalece contra el pecado y el sufrimiento: tal es su santa voluntad. En su ternura hacia todos los que serán salvados, nuestro buen Señor les reconforta pronta y amablemente, como si les dijera: "es verdad que el pecado es la causa de todos estos dolores, pero todo acabará bien: cualquier cosa, cualquiera que sea, acabará bien". Estas palabras, me las dijo muy tiernamente, sin el menor reproche... En estas palabras, vi un misterio profundo y maravilloso escondido en Dios. Este misterio, nos lo descubrirá plenamente en el cielo. Cuando tendremos este conocimiento, veremos en toda verdad por qué permitió la llegada del pecado a este mundo. Y viendo esto, nos regocijaremos eternamente.


Santa Juliana de Norwich (1342- 1416), reclusa inglesa. Revelaciones del amor divino, cap. 27

San Wenceslao, martir - 28 de Septiembre


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San Bernardino de Feltre - 28 de Septiembre


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jueves, 27 de septiembre de 2012

SS Benedicto XVI advierte del abuso de los medios de la medicina moderna

ROMA, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -   El Papa Benedicto XVI ha ensalzado el poder de unión del deporte pero ha advertido del abuso de los medios que están al alcance de la medicina moderna para "ganar a toda costa", durante una audiencia privada en Castelgandolfo con la delegación de La Federación Internacional de Medicina del Deporte (FIMS) que celebra su XXXII congreso mundial en Roma.
   Así, ha recordado que el deporte y, concretamente, el atletismo, puede "unir a las personas y a los pueblos en la búsqueda común de una pacífica excelencia competitiva" pero ha alertado de que "a veces, el éxito, la fama, las medallas y el dinero se convierten en el principal o incluso en el único motivo para los que se dedican a ellos".
   "También, de vez en cuando, ha ocurrido que el ganar a toda costa reemplaza el verdadero espíritu del deporte, y se ha llegado al abuso y al uso equivocado de los medios a disposición de la medicina moderna", ha precisado.
   En esta línea, ha explicado que "el deporte es algo más que competición" y que "cada deportista es algo más que un mero competidor, pues está dotado de una capacidad moral y espiritual que debe ser enriquecida y profundizada por el deporte y la medicina deportiva".
   Por ello, ha recordado a los organizadores del congreso que las personas de las que se ocupan son "individuos únicos y dotados de talentos, independientemente de sus capacidades atléticas, que están llamados a la perfección moral y espiritual antes que a la llamada de cualquier conquista física".
   Benedicto XVI ha subrayado que reza por los que realizan esta labor, para que "sean cada vez más conscientes de la belleza, el misterio y el potencial de cada persona humana, tanto si es deportista como si no lo es, tanto si tiene discapacidades físicas, como si no las tiene".
   Además, ha añadido que "San Pablo señala en su primera carta a los Corintios, que la excelencia espiritual y deportiva están estrechamente relacionadas, y exhorta a los creyentes a entrenarse en la vida espiritual".

Caridad y Justicia - San Vicente de Paul


"No hay caridad que no se acompañe con justicia"


San Vicente de Paul

Evangelio del día 27 de septiembre de 2012

Evangelio según San Lucas 9,7-9. Jueves de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario


El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado". Otros decían: "Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado". Pero Herodes decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.


Comentario:



Herodes quería ver a Jesús - San Isaac de Siria



¿Cómo pueden los seres creados contemplar a Dios? La visión de Dios es tan terrible que el mismo Moisés dice que tiembla de temor. En efecto, cuando la gloria de Dios aparece en la tierra, en el monte Sinaí (Ex 20) la montaña echa humo y tiembla ante la inminente revelación. Los animales que se acercan a la falda de la montaña morían. Los hijos de Israel se habían preparado: se habían purificado durante tres días según la orden de Moisés, para ser dignos de oír la voz de Dios y de ver su manifestación. Cuando llegó el tiempo no pudieron ni asumir la visión de su luz ni soportar el trueno de su voz terrible.

        Pero ahora, cuando Dios ha derramado su gracia en su venida, ya no es a través de un terremoto, ni en el fuego, ni en la manifestación de una voz terrible y fuerte que ha bajado, sino como el rocío sobre el orvalle. (Jue 6,37), como un gota que cae suavemente sobre la tierra. Ha venido a nosotros de manera diferente. Ha cubierto su majestad con el velo de nuestra carne. Ha hecho de ella un tesoro. Ha vivido entre nosotros en esta carne que su voluntad se había formado en el seno de la Virgen María, Madre de Dios, para que, viéndolo de nuestra raza y viviendo entre nosotros, no nos quedáramos turbados contemplando su gloria. Por esto, los que se han revestido con el vestido con que el Creador apareció entre nosotros, se han revestido de Cristo mismo. (Gal 3,27) Han deseado llevar en su persona interior (Ef 3,16) la misma humildad con la que Cristo se manifestó a su creación y ha vivido en ella, como se manifiesta ahora a sus servidores. En lugar del vestido de honor y de gloria exteriores, éstos se han revestido de su humildad.


San Isaac de Siria (siglo VII) monje de Ninive, actual Mossoul (Iraq). Discursos espirituales, primera serie, Nº 20
 

San Vicente de Paul, fundador - 27 de septiembre


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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Santos Cosme y Damián, mártires - 26 de Septiembre



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martes, 25 de septiembre de 2012

Evangelio del día 25 de septiembre de 2012

Evangelio según San Lucas 8,19-21.Martes de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario


Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte". Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".


Comentario:



“Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen” - SS Benedicto XVI


María es la mujer de la escucha. Lo vemos en el encuentro con el ángel y lo volvemos a ver en todas las escenas de su vida, desde las bodas de Caná hasta la cruz y hasta el día de Pentecostés...  En el momento del anuncio del ángel podemos ver ya la actitud de escucha, una escucha verdadera, una escucha dispuesta a interiorizar: no dice simplemente "sí", sino que asimila la Palabra, acoge en sí la Palabra. Y después sigue la verdadera obediencia, como una Palabra ya interiorizada, es decir, transformada en Palabra en mí y para mí,... Así la Palabra se convierte en encarnación.

        Lo mismo vemos en el Magníficat. Sabemos que es un texto entretejido con palabras del Antiguo Testamento. Vemos que María es realmente una mujer de escucha, que en el corazón conocía la Escritura. No sólo conocía algunos textos; estaba tan identificada con la Palabra, que en su corazón y en sus labios las palabras del Antiguo Testamento se transforman, sintetizadas, en un canto. Vemos que su vida estaba realmente penetrada por la Palabra; había entrado en la Palabra, la había asimilado; así en ella se había convertido en vida, transformándose luego de nuevo en Palabra de alabanza y de anuncio de la grandeza de Dios...

        Es evidente que la Virgen es palabra de la escucha, palabra silenciosa, pero también palabra de alabanza, de anuncio, porque en la escucha la Palabra se hace de nuevo carne, y así se transforma en presencia de la grandeza de Dios.


SS Benedicto XVI. Discurso del 26/02/2009 al clero diocesano de Roma (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana

San Cleofás - 25 de septiembre


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lunes, 24 de septiembre de 2012

Nuestra Señora de la Merced - 24 de septiembre


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domingo, 23 de septiembre de 2012

Evangelio del día 23 de septiembre de 2012

Evangelio según San Marcos 9,30-37. Vigésimo quinto Domingo del tiempo ordinario


Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".



Comentario:



“El que acoge a un niño en mi nombre, me acoge a mi” - San Máximo de Turín




Nosotros, todos los cristianos, somos el cuerpo del Cristo y sus miembros, dice el apóstol Pablo (1Co 12,27). En la resurrección de Cristo, todos sus miembros resucitaron con él, y mientras él pasaba de los infiernos a la tierra, nos hace pasar a nosotros de la muerte a la vida. La palabra "pascua" en hebreo quiere decir paso o partida. ¿Este misterio no es el paso del mal al bien? ¡Y qué paso! Del pecado a la justicia, del vicio a la virtud, de la vejez a la infancia. Hablo aquí de la infancia que significa sencillez, no de la edad. Porque las virtudes, también, tienen sus edades. Ayer la decrepitud del pecado nos ponía sobre nuestra decadencia. Pero la resurrección de Cristo nos hace renacer en la inocencia de los niños. La sencillez cristiana hace suya la infancia. El niño no tiene rencor, no conoce el fraude, no se atreve a golpear. Así, este niño que es el cristiano, no se enfurece si se le insulta, no se defiende si se le despoja, no devuelve los golpes si se le golpea. El Señor hasta exige que rece por sus enemigos, que le entregue la túnica y el manto a los ladrones, y que presente la otra mejilla a los que lo abofetean (Mt 5,39s). La infancia de Cristo sobrepasa la infancia de los hombres... Ésta debe su inocencia a su debilidad, la otra a su virtud. Y es digna de más elogios todavía: su rechazo al mal, emana de su voluntad, no de su impotencia.





San Máximo de Turín (?-v. 420), obispo. Sermón 58 ; PL 57, 363

San Pío de Pietrelcina - 23 de septiembre


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Santa Tecla, mártir - 23 de septiembre


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sábado, 22 de septiembre de 2012

Santo Tomás de Villanueva - 22 de septiembre



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viernes, 21 de septiembre de 2012

San Mateo, Apóstol y Evangelista - 21 de septiembre




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jueves, 20 de septiembre de 2012

"A venerarles, a quererles con verdadero afecto" - San Josemaría Escrivá de Balaguer

"Que la consideración diaria del duro peso que grava sobre el Papa y sobre los obispos, te urja a venerarles, a quererles con verdadero afecto, a ayudarles con tu oración." 

San Josemaría Escrivá de Balaguer
 Forja, 136

miércoles, 19 de septiembre de 2012

San Jenaro - 19 de Septiembre


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martes, 18 de septiembre de 2012

Evangelio del día 18 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 7,11-17. Martes de la vigésima cuarta semana del tiempo ordinario


En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores". Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.


Comentario:



“Muchacho, a ti te digo, ¡levántate!” (Lc 7,14)- San Agustín



Que nadie tenga duda, si es cristiano, que incluso ahora los muertos resucitan. Ciertamente, todo hombre tiene ojos para ver resucitar a los muertos como resucitó el hijo de esta viuda del que nos habla el evangelio. Pero no todos pueden ver resucitar a los hombres que están muertos espiritualmente. Para ello hay que haber resucitado interiormente. Es una obra mayor resucitar a un hombre, para vivir para siempre, que resucitar a alguien para volver a morir más tarde.

La madre de este joven, esta viuda, se llenó de alegría al ver a su hijo resucitar. Nuestra madre, la Iglesia, se alegra también viendo todos los días la resurrección espiritual de sus hijos. El hijo de la viuda estaba muerto en su cuerpo, pero aquellos estaban muertos en su espíritu. Hubo llanto por la muerte del primero, pero no hubo pena por la muerte invisible de los últimos ya que no se veía esta muerte. El único que no quedaba indiferente era aquel que conocía a estos muertos. Sólo él los podía devolver a la vida. En efecto, si el Señor no hubiera venido a resucitar a los muertos, el apóstol Pablo no hubiera dicho: “Levántate, tú que duermes, y Cristo será tu luz.” (Ef 5,14)


San Agustín (354-430) obispo de Hipona y doctor de la Iglesia. Sermón 98

San José de Cupertino - 18 de septiembre


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lunes, 17 de septiembre de 2012

Santa Hildegarda de Bingen, abadesa - 17 de septiembre


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San Roberto Belarmino, Cardenal - 17 de Septiembre


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domingo, 16 de septiembre de 2012

"El Reino de Dios, muy queridos hermanos, ya desde ahora está cerca" - San Cipriano


"El Reino de Dios, muy queridos hermanos, ya desde ahora está cerca. Junto con el fin del mundo se anuncia ya la recompensa de la vida, el gozo de la salvación eterna, la seguridad sin fin y el gozo del paraíso que antiguamente habíamos perdido. Y las realidades del cielo suceden a las realidades humanas, las grandes a las pequeñas, las eternas a las temporales. ¿Hay de qué inquietarse, razones para temer el futuro?..."

San Cipriano

El Dulce Nombre de María - 16 de septiembre


Evangelio según San Marcos 8,27-35. Vigésimo cuarto Domingo del tiempo ordinario


Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas". "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.


Comentario:


“Si alguien quiere venirse conmigo..., que tome su cruz y me siga” - San Rafael Arnaiz Barón



¡Cómo expresar lo que mi alma sintió, cuando de boca de tan santo Prelado, escuchó lo que ya es mi locura, lo que me hace ser absolutamente feliz en mi destierro... el amor a la Cruz! ¡Oh! ¡La Cruz de Cristo! ¿Qué más se puede decir? Yo no sé rezar... No sé lo que es ser bueno... No tengo espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo... Sólo sé una cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a pesar de verme tan pobre en virtudes y tan rico en miserias... Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni por nadie cambiaría..., mí cruz..., la Cruz de Jesús. Esa Cruz que es mi único descanso...,¡cómo explicarlo! Quien esto no haya sentido..., ni remotamente podrá sospechar lo que es.

Ojalá los hombres todos amaran la Cruz de Cristo... ¡Oh! si el mundo supiera lo que es abrazarse de lleno, de veras, sin reservas, con locura de amor a la Cruz de Cristo...! Cuánto tiempo perdido en pláticas, devociones y ejercicios que son santos y buenos..., pero no son la Cruz de Jesús, no son lo mejor...

Pobre hombre que para nada vales ni para nada sirves, qué loca pretensión la tuya. Pobre oblato que arrastras tu vida siguiendo como puedes las austeridades de la Regla, conténtate con guardar en silencio tus ardores; ama con locura lo que el mundo desprecia porque no conoce; adora en silencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere. Medita en silencio a sus pies, las grandezas de Dios, las maravillas de María, las miserias del hombre del que nada debes esperar... Sigue tu vida siempre en silencio, amando, adorando y uniéndote a la Cruz..., ¿qué más quieres?

Saborea la Cruz..., como dijo esta mañana el señor Obispo de Tuy. Saborear la Cruz...

San Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), monje trapense español. Escritos espirituales 03/04/1938

San Cipriano - 16 de septiembre


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sábado, 15 de septiembre de 2012

Señor de los Milagros de Salta - 15 de septiembre


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Nuestra Señora de los Dolores - 15 de septiembre


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viernes, 14 de septiembre de 2012

El Dulce Nombre de María - 14 de septiembre


Evangelio según San Juan 3,13-17. Fiesta de la Cruz Gloriosa


Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.




Comentario:



La cruz, un puente echado sobre el abismo de la muerte - San Efrén




Nuestro Señor fue pisoteado por la muerte, pero él, a su vez, pisoteó la muerte, trazando un camino que aplasta a la muerte. Se sometió a la muerte y la soportó deliberadamente para acabar con la obstinada muerte. En efecto, nuestro Señor “salió cargado con su cruz” (Jn 19,17). Pero desde la cruz gritó, llamando a los muertos que yacían en el abismo...

Él es el admirable “hijo del carpintero” (Mt 13,55) que, sobre el carro de su cruz vino hasta la gola voraz del país de los muertos, y condujo así al género humano a la mansión de la vida (Col 1,13). Y la humanidad entera, que a causa del árbol del paraíso había sido precipitada en el abismo inferior, por otro árbol, el de la cruz, alcanzó la mansión de la vida. En el árbol pues en que había sido injertado un esqueje de muerte amarga, se injertó luego otro de vida feliz, para que reconozcamos en él al jefe ante el cual no resiste nada de lo que ha sido creado.

¡Gloria a ti que con tu cruz has echado un puente sobre el abismo de la muerte para que las almas pudieran pasar por él desde la región de la muerte a la región de la vida!... ¡Gloria a ti que asumiste el cuerpo de Adán, mortal, e hiciste de él fuente de vida para todos los mortales! ¡Sí, tú vives para siempre! Tus verdugos se comportaron contigo como unos agricultores: sembraron tu vida en las profundidades de la tierra como se entierra el grano de trigo, para que luego brotara e hiciera levantar con él a muchos granos (Jn 12,24).

Venid, hagamos de nuestro amor como un incensario inmenso y universal; elevemos cánticos y plegarias a aquel que ha hecho de su cruz un incensario a la Divinidad y, por su sangre, nos ha colmado de riquezas.


San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia. Homilía sobre nuestro Señor

La Exaltación de la Santa Cruz - 14 de septiembre


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jueves, 13 de septiembre de 2012

San Juan Crisóstomo - 13 de Septiembre




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miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Dulce Nombre de María - 12 de septiembre



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martes, 11 de septiembre de 2012

Evangelio del día 11 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 6,12-19. Martes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario


En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.


Comentario:



«Pasó la noche orando a Dios. Al llegar el día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de entre ellos» - Beata Teresa de Calcuta


Creo que nuestras hermanas han recibido esta comunicación de gozo que se percibe en muchos de los religiosos que se han dado a Dios sin reserva. Nuestra obra no es más que la expresión de nuestro amor por Dios. Este amor necesita a alguien que lo reciba, y de esta manera, la gente con la que nos encontramos nos dan el medio para poderlo expresar.

Tenemos necesidad de encontrar a Dios, y no le vamos a encontrar ni en la agitación ni en medio del ruido. Dios es amigo del silencio. ¡En medio de qué silencio crecen los árboles, las flores y la hierba! ¡Y en medio de qué silencio de mueven las estrellas, la luna y el sol! Nuestra misión ¿no es dar a Dios a los pobres de las barracas? Pero no un Dios muerto, sino al Dios vivo y amante. Cuanto más recibamos en la oración silenciosa, más podremos dar en nuestra vida activa. Tenemos necesidad de silencio para ser capaces de llegar a las almas. Lo esencial no es lo que decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través nuestro. Todas nuestras palabras serán vanas en tanto que no vendrán de lo más íntimo; las palabras que no transmiten la luz de Cristo, no sirven más que para aumentar las tinieblas.

Nuestro progreso en la santidad depende de Dios y de nosotros mismos, de la gracia de Dios y de nuestra voluntad de ser santos. Nos hace tomar en serio el compromiso vital de llegar a la santidad. «Quiero ser santo» significa: Quiero desligarme de todo lo que no es Dios, quiero despojar mi corazón de todas las cosas creadas, quiero vivir en la pobreza y en el desprendimiento, quiero renunciar a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis caprichos y gustos, y hacerme el servidor dócil de la voluntad de Dios.


Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad. El gozo del don

domingo, 2 de septiembre de 2012

">¡Oh tú, lugar bendito, estrecho aposento en el que cupo el mundo! - San Efrén de Nisibe



¡Oh tú, lugar bendito, estrecho aposento en el que cupo el mundo! Lo que tú contuviste, no obstante estar cercado por límites estrechos, llegó a colmar el universo. ¡Bendito sea el mísero lugar en que con mano santa el pan fue roto! ¡Dentro de ti, las uvas que maduraron en la viña de María, fueron exprimidas en el cáliz de la salvación!

¡Oh, lugar santo! Ningún hombre ha visto ni verá jamás las cosas que tú viste. En ti, el Señor se hizo verdadero altar, sacerdote, pan y cáliz de salvación. Sólo El bastaba para todo y, sin embargo, nadie era bastante para El. El Altar y cordero fue, víctima y sacrificador, sacerdote y alimento . . .

San Efrén de Nisibe

Evangelio del día 2 de septiembre de 2012



Evangelio según San Marcos 7,1-8.14-15.21-23. Vigésimo segundo Domingo del tiempo ordinario


Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".


Comentario:



"En el interior del corazón del hombre": ¿El corazón de cada hombre, fuente de paz o de guerra?



Bien claro queda, por tanto, que debemos procurar con todas nuestras fuerzas preparar una época en que, por acuerdo de las naciones, pueda ser absolutamente prohibida cualquier guerra... Lo cual hoy exige de ellos con toda certeza que amplíen su mente más allá de las fronteras de la propia nación, renuncien al egoísmo nacional ya a la ambición de dominar a otras naciones, alimenten un profundo respeto por toda la humanidad, que corre ya, aunque tan laboriosamente, hacia su mayor unidad... Sin embargo, hay que evitar el confiarse sólo en los conatos de unos pocos, sin preocuparse de la reforma en la propia mentalidad. Pues los que gobiernan a los pueblos, que son garantes del bien común de la propia nación y al mismo tiempo promotores del bien de todo el mundo, dependen enormemente de las opiniones y de los sentimientos de las multitudes.

Nada les aprovecha trabajar en la construcción de la paz mientras los sentimientos de hostilidad, de menos precio y de desconfianza, los odios raciales y las ideologías obstinadas, dividen a los hombres y los enfrentan entre sí. Es de suma urgencia proceder a una renovación en la educación de la mentalidad y a una nueva orientación en la opinión pública. Los que se entregan a la tarea de la educación, principalmente de la juventud, o forman la opinión pública, tengan como gravísima obligación la preocupación de formar las mentes de todos en nuevos sentimientos pacíficos. Tenemos todos que cambiar nuestros corazones, con los ojos puestos en el orbe entero y en aquellos trabajos que todos juntos podemos llevar a cabo para que nuestra generación mejore.

San Elpidio, obispo de Lyón - 2 de septiembre

San Elpidio sucedió aSan Justo en la diócesis de Lyon. Su cuerpo fue enterrado en la Iglesia de losSiete Hermanos Macabeos al lado de su predecesor.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Evangelio del día 1 de septiembre de 2012


Evangelio según San Mateo 25,14-30. Sábado de la vigésima primera semana del tiempo ordinario


El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco.
De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'.
'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'.
'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'.
Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'.
Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses.
Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes'.



Comentario:



Hacer fructificar los dones recibidos - San Juan Crisóstomo



La parábola de los talentos concierne a todos los hombres que, en lugar de ayudar a sus hermanos con sus bienes, sus consejos o cualquier otro medio, viven sólo para sí mismos... En esta parábola, Jesús quiere revelarnos la enorme paciencia de nuestro Señor, pero, a mi parecer, también se refiere a la resurrección en general... En primer lugar los servidores que dan cuenta de su gestión reconocen sin rodeos lo que es el don de su dueño y lo que es fruto de su gestión. El primero dice: " Señor, me confiaste cinco talentos ", y el segundo: " Señor, me confiaste dos talentos "; reconocen así, que por la bondad de su dueño tienen el capital que hicieron valer a su provecho.

Su reconocimiento llega tan lejos que atribuyen todo el mérito y toda gloria de su éxito a la confianza en su dueño. ¿Qué responde entonces el Señor? "Muy bien, siervo bueno y fiel." ¿No es realmente bueno esforzarse en hacer bien a los hermanos?... "Entra en el gozo de tu Señor ": se trata de la bienaventuranza de la vida eterna.

Pero no ocurre lo mismo con el servidor malvado... ¿Cuál es pues la respuesta del dueño? "siervo malo y perezoso, debías haber invertido mi dinero el banco", es decir que debías haber hablado, exhortado y aconsejado a tus hermanos. "Pero, este replica, la gente no me escuchaba". A lo que el Señor responde: "Este no es tu asunto... Por lo menos, habrías podido poner el dinero en el banco y yo a mi regreso lo habría recogido con los intereses". Estos intereses son las buenas obras que proceden de la escucha de la Palabra que debemos predicar. "Tenías que hacer solamente la parte más fácil del trabajo y a mi dejarme la más difícil"... Ante esto ¿qué decir? Al que recibe para bien de otros la gracia de la palabra y de la enseñanza y no hace uso de ella, se le quitará incluso esta gracia. Pero al que utilice la gracia que recibió, con celo y sabiduría, recibirá una gracia más abundante todavía.


San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero de Antioquía más tarde obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia. Homilías sobre el evangelio de Mateo, n° 78, 2-3; PG 58, 713-714

San Gil - 1 de septiembre


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