
“Para llorar como hombre, como puedo llorar yo. Para sufrir   persecuciones como hombre, como puede sufrirlas cualquiera de ustedes.  Para  padecer hambre, sed, tristeza. Para experimentar los desprecios de  la vanidad,  la indiferencia del orgullo, las burlas de la impiedad…  Para beber la hiel de  la calumnia. Para apurar las heces de la  maledicencia. Para sufrir en su  persona… Todo cuanto debía padecer el  hombre, a fin de que el hombre  experimentase las riquezas de su  misericordia y las dulzuras de su amor.  Apareció, en fin, entre  nosotros el Hijo de Dios hecho hombre para asimilarse  perfectamente al  hombre, a fin de que el hombre se hiciese Dios y pudiese  participar de  su infinito amor.”
Venerable José Gabriel del Rosario Brochero
 
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