"En las épocas críticas y turbulentas la Iglesia es juzgada de diversas maneras. Su rostro maternal muestra sin embargo rasgos que permanentemente se desconocen. Pienso, por ejemplo en los siguientes hechos: Nuestra Iglesia, no fue nunca, en el transcurso de una historia dos veces milenaria, víctima de anarquía interna. Siempre se esforzó en la defensa de la dignidad humana; nunca abandonó la verdad; jamás cesó de prodigar a los hombres su bondad maternal: constantemente su más grande amor se lo dedicó a los débiles; en todo tiempo apoyó a los niños y a las mujeres, siempre fue Madre de todos los oprimidos".
Cardenal Joseph Mindszenty
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