"Haces un derroche de ternura. -Y te digo: caridad con tus prójimos, sí: siempre. -Pero -óyeme bien, alma de apóstol-, es de Cristo, y sólo para El, ese otro sentimiento que el Señor mismo ha puesto en tu pecho. -Además..., no es cierto que al descorrer algún cerrojo de tu corazón -siete cerrojos necesitas- más de una vez quedó flotando en tu horizonte sobrenatural la nubecilla de la duda..., y te preguntas, atormentado a pesar de tu pureza de intención: ¿no habré ido demasiado lejos en mis manifestaciones exteriores de afecto?
El corazón, a un lado. Primero, el deber. -Pero, al cumplir el deber, pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad".
El corazón, a un lado. Primero, el deber. -Pero, al cumplir el deber, pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad".
San Josemaría Escrivá de Balaguer
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