Evangelio según San Juan 10,11-18. Lunes de la IV Semana de Pascua
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".
Comentario: Oración de un pastor al Buen Pastor - San Juan Damasceno
A tal extremo, oh Cristo, mi Dios, te humillaste, para cargarme a mi, oveja descarriada, sobre tus hombros y apacentarme en verdes praderas y nutrirme con las aguas de la sana doctrina por medio de tus pastores, los cuales, apacentados por ti, apacientan a su vez a tu eximia y elegida grey.
Ahora, Señor, me has llamado, por medio de tu obispo, al servicio de tus discípulos. Con qué designio hayas hecho tal cosa, yo lo ignoro; tú eres el único que lo sabes.
Señor, aligera la pesada carga de mis pecados, con los que te he ofendido gravemente; purifica mi mente y mi corazón. Sé para mí como una lámpara encendida que me guíe por el camino recto.
Abre mi boca para que hable rectamente, haz que la lengua de fuego de tu Espíritu me conceda un lenguaje claro y expedito, de modo que tu presencia nunca me abandone.
Apaciéntame, Señor, y haz tú de pastor junto conmigo, para que mi corazón no me desvíe a derecha o izquierda, sino que tu Espíritu bueno me guíe por el camino recto, y así mis obras sean hechas conforme a tu voluntad, hasta el último momento.
San Juan Damasceno (v. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia. Exposición de la fe ortodoxa, 1
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa.
Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí
-como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".
Comentario: Oración de un pastor al Buen Pastor - San Juan Damasceno
A tal extremo, oh Cristo, mi Dios, te humillaste, para cargarme a mi, oveja descarriada, sobre tus hombros y apacentarme en verdes praderas y nutrirme con las aguas de la sana doctrina por medio de tus pastores, los cuales, apacentados por ti, apacientan a su vez a tu eximia y elegida grey.
Ahora, Señor, me has llamado, por medio de tu obispo, al servicio de tus discípulos. Con qué designio hayas hecho tal cosa, yo lo ignoro; tú eres el único que lo sabes.
Señor, aligera la pesada carga de mis pecados, con los que te he ofendido gravemente; purifica mi mente y mi corazón. Sé para mí como una lámpara encendida que me guíe por el camino recto.
Abre mi boca para que hable rectamente, haz que la lengua de fuego de tu Espíritu me conceda un lenguaje claro y expedito, de modo que tu presencia nunca me abandone.
Apaciéntame, Señor, y haz tú de pastor junto conmigo, para que mi corazón no me desvíe a derecha o izquierda, sino que tu Espíritu bueno me guíe por el camino recto, y así mis obras sean hechas conforme a tu voluntad, hasta el último momento.
San Juan Damasceno (v. 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia. Exposición de la fe ortodoxa, 1
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