¡Por ti, Mater, vivir heroicamente y morir!
Del campo de batalla, un soldado puede volver: sin heridas, herido, muerto.
Trasladando esa imagen a mi actual estado de salud, podría darse en mí una curación milagrosa (si está en el plan de Dios); podría sobrellevar mi enfermedad en forma crónica; podría morir. Para cualquiera de estas tres posibilidades, debo prepararme seriamente.
Meditando en el Santuario, me viene la imagen de uun soldado herido en el campo de batalla. El soldado oficial trata de contener lo mejor que puede su herida y continúa combatiendo. Si es posible, siendo aún más ejemplo que antes. Sus heridas, sus problemas, no son lo más importante en ese momento, sino la batalla.
Siento que, a través de las circunstancias, me estás pidiendo, Mater, un salto heroico hacia la voluntad.
Mater, la victoria en esta lucha interior la obtendrás Tú.
Yo debo poner lo mejor de mí, arriesgar al máximo lo que pueda, aliarme a Ti en todo momento.
Padre Esteban J. Uriburu (1937 – 1998)
Del campo de batalla, un soldado puede volver: sin heridas, herido, muerto.
Trasladando esa imagen a mi actual estado de salud, podría darse en mí una curación milagrosa (si está en el plan de Dios); podría sobrellevar mi enfermedad en forma crónica; podría morir. Para cualquiera de estas tres posibilidades, debo prepararme seriamente.
Meditando en el Santuario, me viene la imagen de uun soldado herido en el campo de batalla. El soldado oficial trata de contener lo mejor que puede su herida y continúa combatiendo. Si es posible, siendo aún más ejemplo que antes. Sus heridas, sus problemas, no son lo más importante en ese momento, sino la batalla.
Siento que, a través de las circunstancias, me estás pidiendo, Mater, un salto heroico hacia la voluntad.
Mater, la victoria en esta lucha interior la obtendrás Tú.
Yo debo poner lo mejor de mí, arriesgar al máximo lo que pueda, aliarme a Ti en todo momento.
Padre Esteban J. Uriburu (1937 – 1998)
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