por Federico Ledesma
El V.I.S. (Vatican Information Service) en su edición del pasado 16-12-2010 dio cuenta de tres noticias relativas a declaraciones papales, con las que no podemos menos que disentir, sobre todo por la ambigüedad de presentar algunos dichos ortodoxos con otros que parecieran imbuidos, explícita o implícitamente de liberalismo, o bien que se prestan a seria confusión. Recordemos que el Papa no es infalible en estas cuestiones, y que la defensa del Papado es un deber de Fe, el cual queremos ser los primeros en cumplirlo.
Punto 1: Justamente ante el cuerpo diplomático, siempre sospechosos de pensamientos imbuidos en la masonería, Benedicto XVI se refiere a la “Libertad, igualdad y fraternidad”. Si bien lo ha hecho con un tizne cristiano, humilde y sinceramente nos parece poco para un Papa.
FRATERNIDAD ESENCIAL COMO LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD
CIUDAD DEL VATICANO, 16 DIC 2010 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana las cartas credenciales de cinco nuevos embajadores ante la Santa Sede: Suresh Prasad Pradhan, de Nepal; Royson Mabuku Mukwena, de Zambia; Miguel Ángel Canturri Montanya, de Andorra; Vivianne Fock Tave, de las Seychelles y Boubacar Sidiki Toure, de Mali. El Santo Padre pronunció un discurso común para todos los nuevos diplomáticos y después entregó a cada uno un discurso específico para la nación que representaban.
El pontífice dedicó el discurso común al tema de la fraternidad humana, y recordó en este sentido los llamamientos que a lo largo del año se han hecho “en favor de Haití, devastada primero por el terremoto y después por el cólera”. “Desgraciadamente -prosiguió- otras tragedias se han cebado en diversos países durante este año. Vuestros países, la comunidad internacional y el sector del voluntariado han respondido a las llamadas de ayuda urgentes que ciertamente deben continuar e intensificarse. Por su parte, y a través de sus diversas instituciones, la Iglesia aporta una contribución multiforme extendida a lo largo del tiempo”.
“El bello ideal de la fraternidad, que forma parte del emblema nacional de muchos países, ha hallado en el desarrollo del pensamiento filosófico y político menor resonancia que la de otros ideales como la libertad, la igualdad, el progreso o la unidad”, observó el Papa. “Es un principio que, en gran parte, ha pasado a ser letra muerta en las sociedades políticas modernas y contemporáneas, sobre todo debido a la influencia de las ideologías individualistas o colectivistas. Pero la fraternidad tiene un significado especial para los cristianos, debido al diseño de amor fraternal de Dios, de la fraternidad que nos ha revelado Cristo”.
“Para vivir con dignidad, todos los seres humanos necesitan respeto, al igual que se haga justicia y que sus derechos se reconozcan concretamente. Sin embargo, esto no es suficiente para llevar una vida plenamente humana: de hecho, la persona necesita también fraternidad. Esto es cierto no sólo en las relaciones de proximidad, sino también a escala planetaria. Ahora bien, aunque el actual proceso de globalización acerque entre sí a las personas, no las hermana”.
“La razón humana -dijo Benedicto XVI- es capaz de reconocer la igualdad de todos los hombres y la necesidad de limitar las desigualdades excesivas entre ellos, pero es incapaz de instituir la fraternidad. Se trata de un don sobrenatural. Por su parte, la Iglesia ve la realización de la fraternidad humana en la tierra como una vocación que figura en el designio creador de Dios, que quiere que ella sea cada vez más fielmente, la hacedora de esa fraternidad, tanto en ámbito universal como local, como lo es en los países que representáis ante la Santa Sede”.
En la vida cotidiana, “la fraternidad -agregó el Santo Padre- se expresa concretamente en la gratuidad y el respeto, (...) incluyendo la actividad económica. La identidad esencial del hombre, su ser-en-relación, se expresa también en su actividad económica, que es uno de los principales campos de cooperación entre las personas”.
Sin embargo, “aunque la fraternidad vivida entre los hombres pueda encontrar un eco positivo en términos de “eficacia social”, no hay que olvidar que no es un medio, sino un fin en sí misma. La Iglesia cree que Cristo nos reveló que Dios es amor. Así pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que el camino del amor está abierto a todos los hombres y de que no es inútil el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal”, concluyó el pontífice.
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Punto 2: En tiempos del “sí, sí, no, no”, se excomulgó al hereje Lutero, cuyas doctrinas tantas almas han perdido y pierden. Que hoy no sólo no se condene, sino que se hable de que estamos próximos a la celebración del quinto centenario de los acontecimientos de 1517”, nos parece más que un síntoma negativo. Máxime cuando se llama a católicos y a luteranos sin distinción a dar testimonio del Evangelio y a llevar la luz de Cristo a la sociedad, como si las sectas heréticas pudieran hacerlo.
CATÓLICOS Y LUTERANOS: MAYOR TESTIMONIO DEL EVANGELIO
CIUDAD DEL VATICANO, 16 DIC 2010 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía al obispo Munib A. Younan y al reverendo Martin Junge, recientemente elegidos Presidente y Secretario General de la Federación Luterana Mundial, que encabezaban una delegación con motivo de su visita oficial a Roma. Al inicio de su discurso, el Papa destacó los “numerosos frutos significativos producidos en las décadas de discusiones bilaterales” entre católicos y luteranos.
“Con la ayuda de Dios -dijo- se ha logrado poco a poco y con paciencia eliminar barreras y fomentar vínculos visibles de unidad por medio del diálogo teológico y la cooperación práctica, especialmente a nivel de las comunidades locales”. Tras recordar que el año pasado se conmemoró el décimo aniversario de la firma de la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, destacó que “supuso un paso significativo a lo largo del difícil camino hacia el restablecimiento de la plena unidad entre los cristianos y un estímulo para continuar el debate ecuménico”.
“En estos años previos a la celebración (sic) del quinto centenario de los acontecimientos de 1517 (Nota: cuando Lutero se separa de la Iglesia), los católicos y los luteranos están llamados –continuó- a reflexionar una vez más sobre dónde nos ha conducido el viaje hacia la unidad y para implorar la guía del Señor y la ayuda para el futuro”.
El Papa manifestó su alegría porque “la Comisión Internacional Luterana-Católica Romana sobre la Unidad está preparando un texto conjunto que documenta lo que los luteranos y los católicos son capaces de afirmar juntos en este momento con respecto a nuestras relaciones más estrechas tras casi cinco siglos de separación. Con el fin de aclarar aún más la comprensión de la Iglesia, que es el tema principal del diálogo ecuménico actual, la Comisión está estudiando el tema: “Bautismo y crecimiento de la comunión eclesial”.
“Espero –concluyó el Santo Padre- que estas actividades ecuménicas proporcionen nuevas oportunidades para que aumente el testimonio del Evangelio de los católicos y luteranos, así como sus esfuerzos para llevar la luz de Cristo a todas las dimensiones de la sociedad”.
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Punto 3: Estamos lamentablemente acostumbrados a los discursos de los Papas del 1º de enero desde que se creó para ese día la “Jornada mundial de la paz”. Acostumbrados a que se refieran a las Naciones Unidas, a la democracia, etc. El discurso de este año no ha sido distinto: a lo arriba mencionado, se hace referencia –siempre positiva- de las abominaciones ocurridas en Asís, sumado a que la gran mayoría de las citas son de la declaración Dignitatis humanae (sobre la libertad religiosa) y Nostra Aetate del CVII. Lamentablemente se ha usado la cruel y tiránica persecución de la que son víctimas hoy los católicos en todo el mundo por parte del impío régimen anticatólico, para hacer una apología de la “libertad religiosa”, base sobre la que se sustenta el mismo régimen. Es lamentable también que se afirme que las “comunidades cristianas” (palabras que rara vez hoy hacen referencia a la Iglesia Católica como única depositaria de la Verdad) han contribuido a la conquista de “instituciones democráticas”. El sufragio universal y la soberanía popular, que es lo que hoy se entiende por democrático, es ajena a la doctrina católica ¿Por qué se ha tomado a los EEUU como ejemplo de sana laicidad? ¿Dónde queda la soberanía de Dios, la monarquía católica, etc.? Muchas cosas más se podrían decir. El texto del mensaje papal puede verse aquí, del cual extraemos algunos párrafos:
“LA LIBERTAD RELIGIOSA, CAMINO PARA LA PAZ”, TEMA JORNADA MUNDIAL
… “¿Cómo negar la aportación de las grandes religiones del mundo al desarrollo de la civilización? La búsqueda sincera de Dios ha llevado a un mayor respeto de la dignidad del hombre. Las comunidades cristianas, con su patrimonio de valores y principios, han contribuido mucho a que las personas y los pueblos hayan tomado conciencia de su propia identidad y dignidad, así como a la conquista de instituciones democráticas (sic) y a la afirmación de los derechos del hombre con sus respectivas obligaciones.”
También hoy, en una sociedad cada vez más globalizada, los cristianos están llamados a dar su aportación preciosa al fatigoso y apasionante compromiso por la justicia, al desarrollo humano integral y a la recta ordenación de las realidades humanas, no sólo con un compromiso civil, económico y político responsable, sino también con el testimonio de su propia fe y caridad. La exclusión de la religión de la vida pública, priva a ésta de un espacio vital que abre a la trascendencia. Sin esta experiencia primaria resulta difícil orientar la sociedad hacia principios éticos universales, así como al establecimiento de ordenamientos nacionales e internacionales en que los derechos y libertades fundamentales puedan ser reconocidos y realizados plenamente, conforme a lo propuesto en los objetivos de la Declaración Universal de los derechos del hombre de 1948, aún hoy por desgracia incumplidos o negados. (…)
En el año 2011 se cumplirá el 25 aniversario de la Jornada mundial de oración por la paz, que fue convocada en Asís por el Venerable Juan Pablo II, en 1986. En dicha ocasión, los líderes de las grandes religiones del mundo testimoniaron que las religiones son un factor de unión y de paz, no de división y de conflicto. El recuerdo de aquella experiencia es un motivo de esperanza en un futuro en el que todos los creyentes se sientan y sean auténticos trabajadores por la justicia y la paz. (…)
Todo esto es necesario y coherente con el respeto de la dignidad y el valor de la persona humana, ratificado por los Pueblos de la tierra en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas de 1945, que presenta valores y principios morales universales como referencia para las normas, instituciones y sistemas de convivencia en el ámbito nacional e internacional.”…
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A modo de apéndice, vayan algunas afirmaciones de los Papas, cuando estos hablaban claro; por ejemplo, en relación al dogma “Fuera de la Iglesia no hay salvación”:
El Papa Inocencio III en el año 1208 impone a los valdenses una confesión de fe:
“Creemos de todo corazón y profesamos con nuestros labios una sola Iglesia, no la de los herejes, sino la santa Iglesia Romana, católica y apostólica, fuera de la cual creemos que nadie puede salvarse”
Cuarto concilio Lateranense en el año 1215 en contra de los albigenses define:
“Y hay una sola Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual no se salva absolutamente nadie”
El Papa Bonifacio VIII, en su bula Unam Sactam en el año 1302 escribe:
“Por imperativo de la fe estamos obligados a creer y sostener que hay una santa Iglesia católica y apostólica. Nosotros la creemos firmemente y abiertamente la confesamos. Fuera de ella no hay salvación ni remisión de los pecados”
“Por consiguiente, declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos que el someterse al Romano Pontífice es a toda creatura humana absolutamente necesario para la salvación”
El Concilio de Florencia en el año 1442 en su decreto para los Jacobitas (profesión de fe para la reconciliación de varios grupos monofisitas) reitera:
“(La Iglesia romana) cree firmemente, confiesa y predica que ninguno que esté fuera de la Iglesia católica, no sólo pagano, sino aún judío o hereje o cismático, podrá alcanzar la vida eterna; por el contrario, que irán al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que antes de morir sean agregados a ella…Y que por muchas limosnas que haga, aunque derrame su sangre por Cristo, nadie puede salvarse sino permaneciese en el seno y en la unidad de la Iglesia Católica”
El Papa Pío IV, en su bula Iniunctum nobis conocida como la Profesión de fe del Concilio de Trento (año 1564) vuelve a repetir:
“…esta verdadera fe católica fuera de la cual nadie puede salvarse”
El Papa Pío IX, en su alocución Singulari quadam año 1854:
“Hemos de admitir por la fe que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Apostólica Romana; que ella es la única arca de salvación; quien no entrare en ella, perecerá en el diluvio”
El mismo Papa Pio IX en su encíclica Quanto conficiamur moerore año 1863:
“Bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica”
Tomado de: SANTA IGLESIA MILITANTE
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