Más duros son los ataques, mejor sale la visita", decían en voz baja funcionarios vaticanos en vísperas del viaje del Papa a Gran Bretaña. Y así fue.
A pesar de que comenzó bajo los peores presagios, la gira de cuatro días de Benedicto XVI en el Reino Unido, la primera visita de Estado de un papa a tierra anglicana desde el cisma de 1536, terminó siendo un éxito.
Según admitían ayer varios diarios británicos, comentaristas y expertos, Benedicto XVI en estos cuatro días logró casi un milagro: cambiar esa imagen de duro, inflexible e intransigente "Rottweiler de Dios" que tenían de él los británicos, que descubrieron a un anciano humilde y gentil. Una persona sin el carisma de Juan Pablo II, de perfil bajo, dispuesto a pedir perdón por el escándalo de abusos de chicos por parte de sacerdotes todas las veces que fuera necesario y a reunirse con víctimas para reconfortarlas y llorar junto a ellas por un "crimen indescriptible".
Descubrieron a una persona tímida, que sin embargo entendió que los fieles necesitan el contacto físico con su líder espiritual. En este viaje, Benedicto XVI estrechó manos de chicos, jóvenes y ancianos, repartió abrazos y varias veces bajó la ventanilla blindada de su papamóvil para acariciar y bendecir bebes, conquistando el corazón de la gente.
También gracias a una cobertura mediática extraordinaria -que sólo suelen dedicarse a las grandes personalidades mundiales-, los británicos descubrieron a un papa que no vino a darle lecciones a nadie, sino que sólo quiso recordarles sus "profundas raíces cristianas", advertirles sobre el "secularismo agresivo" y a pedirles que no relegaran la religión a un asunto meramente privado.
El propio primer ministro, David Cameron, un anglicano, al pronunciar ayer en el aeropuerto de Birmingham su discurso de despedida, pareció certificar el triunfo del Papa. "Su Santidad, en esta histórica primera visita al Reino Unido usted habló a una nación de seis millones de católicos, pero usted fue escuchado por una nación de más de 60 millones de ciudadanos y por muchos millones más en todo el mundo", dijo. "Porque usted ofreció un mensaje no sólo a la Iglesia Católica, sino a cada uno de nosotros, de diversos credos o ninguno", agregó. Cameron destacó que el Papa invitó a los británicos a pensar y a reflexionar no sólo sobre ellos mismos, sino sobre aquellos a quienes pueden ayudar.
Benedicto XVI había llegado a Gran Bretaña, un país en el que el 43% de la población dice no tener religión, en un clima decididamente negativo después de semanas y meses de ataques constantes en la prensa. Pero ya desde antes de aterrizar, cuando en el avión que lo traía hizo una fuerte autocrítica por el escándalo de abusos y manifestó su "shock", el Papa empezó a revertir la situación. En Edimburgo, una ciudad que no es católica, tuvo una recepción muy cálida. Y enseguida pareció conectarse con los británicos, que lo veían como un frío intelectual, sin emociones y alejado de la realidad.
El perfil bajo
Lo que más les gustó a los ingleses fue ese perfil bajo, ese understatement , ese no querer buscar visibilidad de Benedicto XVI, que, siempre sonriente, elogió el instinto de moderación de Gran Bretaña, su papel heroico contra el nazismo, sus tradiciones y su autoridad en la comunidad internacional con la Common Law . No por nada, día a día, en la Nunciatura de Wimbledon, donde se alojó, se iba convocando más gente, ansiosa por ver a ese "pastor alemán" tan distinto del enérgico Juan Pablo II que en 1982 atrajo multitudes.
Pero eran otros tiempos. Esta vez, el escándalo de los abusos determinó el tono de la visita: si bien en Gran Bretaña también se cuestiona al Pontífice por sus posiciones en cuanto a contracepción, bioética y la prohibición del acceso de la mujer al sacerdocio, fue el escándalo por pedofilia lo que disparó las protestas e hizo que la marcha del sábado reuniera a 10.000 personas en Londres.
Más allá de que seguirá existiendo una fuerte oposición al Papa, a nivel político el viaje fue un éxito: Benedicto XVI fue recibido por la reina con todos los honores y se convirtió en el primer papa en pisar Westminster Hall, uno de los lugares más emblemáticos del país, donde hizo un discurso a la nación ante las dos cámaras del Parlamento.
En el orden ecuménico, también le fue bien: más allá de que falta mucho para poder subsanar el cisma con los anglicanos, como el mismo Papa reconoció, su imagen pisando por primera vez en la historia Lambeth Palace -el Vaticano de los anglicanos-, estrechándole varias veces las manos y abrazándose con su líder, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, vale más que mil palabras.
Lo mismo ocurre con la imagen -para muchos inimaginable- del Papa rezando junto al primado anglicano en la sobrecogedora ceremonia ecuménica que tuvo lugar en la antigua abadía de Westminster, otro sitio jamás pisado por un pontífice.
Para los expertos, si este viaje tan delicado y lleno de desafíos fue un éxito también se debió a que fue preparado meticulosamente. Los 16 discursos que pronunció el Papa fueron estudiados con lupa por sus colaboradores, que abordaron con gran claridad todos los temas que debían ser tratados. Entre ellos, el principal fue el escándalo por abusos, un tema que, más allá de que esta vez el Papa haya ido mucho más allá, con palabras fuertes y directas, para los expertos seguirá siendo una "nube" sobre el pontificado de Benedicto XVI.
LA PRENSA BRITANICA, A LOS PIES DEL PAPA
The Sunday Times
"¿Rottweiller? No, es un abuelo santo", tituló el influyente dominical conservador. "Visto como «el diablo» y el «Rottweiller de Dios», como el castigador de gays y de las mujeres sacerdotes, y como el cómplice de quienes encubrieron los abusos de chicos por parte de curas, se convirtió en un buen chico", publicó.
THE OBSERVER
El dominical del diario progresista The Guardian, que en los últimos días había mantenido una posición crítica por la llegada del Pontífice al país, reconoció que Benedicto XVI "encantó a las masas" y que "logró poner un rostro humano a lo que a veces parece una lista inhumana de prohibiciones católicas".
SUNDAY TELEGRAPH
El diario conservador sostuvo que el pontífice alemán "mostró un gran coraje moral" al enfrentar "de lleno" el tema de los abusos sexuales en la Iglesia. "Además de reunirse con las víctimas, abordó el tema en repetidas ocasiones y expresó su «profundo dolor» por esos «abominables crímenes»", señaló.
THE INDEPENDENT
Una de las publicaciones más críticas del Vaticano habló del "contraataque" de Benedicto XVI para "detener una ola de críticas". Según el dominical, el Papa "emergió de este viaje luciendo como un estadista exitoso y, lo que era menos probable de todo, luciendo popular".
THE MAIL
El popular tabloide británico publicó que durante su visita "el Pontífice atrajo a enormes multitudes, convocando [ayer] a más de 50.000 personas en Cofton Park, en Birmingham, y [anteanoche] a unas 80.000 en el Hyde Park de Londres, en un viaje que fue visto por la mayoría de los católicos como un gran éxito".
NEWS OF THE WORLD
El dominical más leído del país resumió la visita papal con el título "El Papa de la gente deja Gran Bretaña con una sonrisa en su rostro". Según la publicación sensacionalista, "al Papa se lo recibió como a una estrella de rock anoche [sábado], cuando más de 100.000 extasiados fieles lo vitorearon por las calles de Londres".
Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/
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