El objetivo de la Iglesia es el bien común y aspira a tener el espacio necesario para llevar su mensaje a la humanidad, respetando la libertad de las conciencias. Lo subrayó el Papa en su discurso a Charles Ghislain, nuevo embajador de Bélgica ante la Santa Sede. A pesar de los cambios sociales que se han producido en Bélgica, el Papa ha mostrado su convencimiento de que el cristianismo es todavía una base importante del país y los principios evangélicos de fraternidad y solidaridad pueden ofrecer mucho al crecimiento de la nación. Por último, Benedicto XVI ha aprovechado la ocasión para saludar al nuevo arzobispo de Bruselas, Mons. Leonard, y le ha expresado su aprecio por la labor realizada en la Iglesia belga.
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