lunes, 31 de diciembre de 2012
4 años juntos
Hoy 31 de diciembre cumplimos 4 años juntos llevando la Buena Nueva de Cristo a todos ustedes. Gracias por acompañarnos siempre, gracias a Jesús y a María por darnos las fuerzas cuando faltaban. Tengan ustedes un buen fin de año y un mejor comienzo de 2013 con la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. Que Cristo ilumine la paz de sus familias.
Evangelio del día 31 de diciembre de 2012
Evangelio según San Juan 1,1-18. 7o día de la Octava de Navidad
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Comentario:
“Hemos visto su gloria” - San Agustín
Cristo debía venir en nuestra carne; era él, no otro, ni un ángel ni un mensajero, era Cristo mismo que tenía que venir para salvarnos (Is 35,4)... Había de nacer en una carne mortal: un niño pequeño, recostado en un pesebre, envuelto en pañales, amamantado; un niño que crecía con los años y al final murió cruelmente. Todo esto es testimonio de su profunda humildad. ¿Quién nos da estos ejemplos de humildad? El Dios altísimo.
¿Cuál es su grandeza? No la busques en la tierra, sube más allá de los astros. Cuando llegues a las regiones celestiales, oirás decir: sube más arriba. Cuando hayas llegado hasta los tronos y dominaciones, principados y potestades (Col 1,16) aún oirás: sube más arriba, nosotros somos meras criaturas; “Todo fue hecho por ella” (Jn 1,3) Levántate, pues, por encima de toda criatura, de todo lo que ha sido formado, de todo lo que ha recibido su existencia, de todos los seres cambiantes, corporales o espirituales. En una palabra, por encima de todo. Tu vista no llega alcanzar la meta. Es por la fe que te tienes que elevar, ya que ella te conduce hasta el creador... Entonces contemplarás “la Palabra que estaba en el principio”...
“La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir. En ella estaba la vida” (Jn 1, 1-4). Esta Palabra ha bajado hasta nosotros. ¿Qué éramos nosotros? ¿Merecíamos que llegara hasta nosotros? No, éramos indignos de su compasión, pero la Palabra se compadeció de nosotros.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia Latina. Sermón 293, 5
domingo, 30 de diciembre de 2012
SS Benedicto XVI expresa su mensaje en el Angelus de este domingo que celebra la fiesta de la Sagrada Familia
Iglesia Viva/Radio Vaticana 30.12.2012// Benedicto XVI expresa su mensaje en el Angelus de este domingo que celebra la fiesta de la Sagrada Familia.
Hoy es la fiesta de la Santa Familia de Nazaret. En la liturgia, el pasaje del Evangelio de Lucas nos presenta a la Virgen María y a san José que, fieles a la tradición, suben a Jerusalén para la Pascua junto con un Jesús de doce años. La primera vez en la que Jesús había entrado en el Templo del Señor fue a los cuarenta días después de su nacimiento, cuando sus padres habían ofrecido por él « un par de tórtolas o de pichones de paloma» (Lc 2,24), o sea la ofrenda de los pobres. «Lucas, cuyo entero Evangelio está lleno de una teología de los pobres y de la pobreza, hace entender… que la familia de Jesús estaba incluida entre los pobres de Israel; nos hace entender que justamente entre ellos podía madurar el cumplimiento de la promesa» (La infancia de Jesús, 96).
Hoy Jesús está de nuevo en el Templo, pero esta vez tiene un rol diferente, que lo involucra en primera persona. Él cumple, con María y José, la peregrinación a Jerusalén según cuanto prescribe la Ley (cfr Es 23,17; 34,23ss), aunque todavía no había cumplido los trece años: signo de la profunda religiosidad de la Santa Familia.
Cuando, sin embargo, sus padres vuelven hacia Nazaret, ocurre algo inesperado: Él, sin decir nada, se queda en la Ciudad. Por tres días María y José lo buscan y lo encuentran en el Templo, conversando con los maestros de la Ley (cfr Lc 2,46-47); y cuando le piden explicaciones, Jesús responde que no deben sorprenderse, porque aquel es su lugar, aquella es su casa, junto al Padre, que es Dios (cfr La infancia de Jesús, 143). «Él – escribe Orígenes – profesa que está en el templo de su Padre, aquel Padre que nos ha revelado a nosotros y del cual ha dicho que es su Hijo» (Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 18, 5).
La preocupación de María y José por Jesús es la misma de cada padre que educa a un hijo, lo introduce a la vida y a la comprensión de la realidad. Hoy por lo tanto es necesaria una especial oración al Señor por todas las familias del mundo. Imitando a la santa Familia de Nazaret, que los padres se preocupen seriamente por el crecimiento y la educación de los propios hijos, para que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin jamás olvidar que la fe es un don precioso que hay que alimentar en los propios hijos también con el ejemplo personal.
Al mismo tiempo, oremos para que cada niño sea acogido como don de Dios, sea sostenido por el amor del padre y de la madre, para poder crecer como el Señor Jesús «en sabiduría, edad y gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Que el amor, la fidelidad y la dedición de María y José sirvan de ejemplo para todos los esposos cristianos, que no son los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los custodios de este don incomparable de Dios.
El silencio de José, hombre justo (cfr Mt 1,19), y el ejemplo de María, que guardaba todo en su corazón (cfr Lc 2,51), nos hagan entrar en el misterio lleno de fe y de humanidad de la Santa Familia. Deseo a todas las familias cristianas vivir en presencia de Dios con el mismo amor y con el mismo gozo de la familia de Jesús, María y José.
Oración a la Sagrada Familia
Señor Jesús:
Que viviste en familia con María y José.
Hoy quiero pedirte por mi familia,
para que te hagas presente en ella
y seas su Señor y Salvador.
Bendice a mis seres queridos con tu poder infinito.
Protégelos de todo mal y de todo peligro.
No permitas que nada ni nadie les haga daño
y dales salud en el cuerpo y en el alma.
(se pide la gracia que se desea alcanzar para la propia familia)
Te necesitamos, Jesús, entre nosotros.
Llena nuestro hogar de tu paz, de tu alegría, de tu cariño.
Derrama tu amor para que sepamos dialogar,
entendernos, ayudarnos,
para que aprendamos a acompañarnos y a sostenernos
en el duro camino de la vida.
Danos pan y trabajo. Enséñanos a cuidar lo que tenemos
y a compartirlo con los demás.
Tómame a mí como instrumento, Jesús,
para que llegue a los míos tu luz y tu poder,
para que te conozcan y te amen cada día más.
Dame la palabra justa en el momento oportuno,
y enséñame lo que tengo que hacer
por ellos en cada momento.
También quiero darte gracias, Jesús, por mis seres queridos,
por los momentos lindos que pasamos,
y por las cosas buenas que tenemos.
María, madre buena,
tu presencia también nos hace falta.
No nos dejes faltar tu ternura y tu protección.
Jesús, José y María,
preciosa comunidad de Nazaret,
ayúdennos a vivir en familia.
Que viviste en familia con María y José.
Hoy quiero pedirte por mi familia,
para que te hagas presente en ella
y seas su Señor y Salvador.
Bendice a mis seres queridos con tu poder infinito.
Protégelos de todo mal y de todo peligro.
No permitas que nada ni nadie les haga daño
y dales salud en el cuerpo y en el alma.
(se pide la gracia que se desea alcanzar para la propia familia)
Te necesitamos, Jesús, entre nosotros.
Llena nuestro hogar de tu paz, de tu alegría, de tu cariño.
Derrama tu amor para que sepamos dialogar,
entendernos, ayudarnos,
para que aprendamos a acompañarnos y a sostenernos
en el duro camino de la vida.
Danos pan y trabajo. Enséñanos a cuidar lo que tenemos
y a compartirlo con los demás.
Tómame a mí como instrumento, Jesús,
para que llegue a los míos tu luz y tu poder,
para que te conozcan y te amen cada día más.
Dame la palabra justa en el momento oportuno,
y enséñame lo que tengo que hacer
por ellos en cada momento.
También quiero darte gracias, Jesús, por mis seres queridos,
por los momentos lindos que pasamos,
y por las cosas buenas que tenemos.
María, madre buena,
tu presencia también nos hace falta.
No nos dejes faltar tu ternura y tu protección.
Jesús, José y María,
preciosa comunidad de Nazaret,
ayúdennos a vivir en familia.
Amén.
Evangelio del día 30 de dieciembre de 2012
Evangelio según San Lucas 2,41-52. Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José
Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Comentario:
“A los tres días encontraron a Jesús en el templo” - Orígenes
A la edad de doce años, Jesús se queda en Jerusalén. No sabiéndolo, sus padres lo buscan con inquietud y no lo encuentran. Buscan "entre sus parientes cercanos", buscan "entre sus compañeros de camino", buscan "entre sus conocidos", pero, entre toda aquella gente, no lo encuentran... Mi Jesús no quiere ser encontrado entre la muchedumbre.
Aprended pues dónde lo encontraron... para que vosotros también podáis encontrarlo: "a fuerza de buscarlo, lo encontraron en el Templo". No en cualquier lugar, sino "en el Templo", y no simplemente en el Templo, sino "En medio de los doctores a los que escuchaba y hacía preguntas". Vosotros también, buscad pues a Jesús en el templo de Dios, buscadlo en la Iglesia, buscadlo cerca de los maestros que están en este templo y que no salen de él. Si buscáis de ese modo, lo encontraréis...
Lo encontraron "sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas". Ahora todavía, Jesús está aquí; nos interroga y nos escucha. "Todos estaban admirados ", dice Lucas. ¿Qué admiraban? No sus preguntas que sin embargo eran admirables, sino sus respuestas... "Moisés hablaba, dice la Escritura, y Dios le respondía" (Ex 19,19). Así es como el Señor le enseñaba a Moisés lo que ignoraba. Unas veces Jesús interroga, y otras responde, y por muy admirables que sean sus preguntas, sus respuestas todavía son más admirables.
Para que nosotros también podamos oírlo y que nos plantee preguntas que él mismo resolverá, supliquémosle, hagamos un esfuerzo intenso y doloroso por buscarle, y podremos entonces encontrar lo que buscamos. Con razón dice la Escritura: "Tu padre y yo te buscábamos angustiados". Hace falta en efecto que el que busca a Jesús no lo haga con negligencia y blandura, de forma intermitente, como lo hacen algunos... y que, por esta razón, no lo encuentran. Nosotros, digamos: "Te buscábamos angustiados"
Orígenes (c. 185-253), sacerdote y teólogo. Homilía sobre el evangelio de Lucas, n° 18; SC 87
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
Comentario:
“A los tres días encontraron a Jesús en el templo” - Orígenes
A la edad de doce años, Jesús se queda en Jerusalén. No sabiéndolo, sus padres lo buscan con inquietud y no lo encuentran. Buscan "entre sus parientes cercanos", buscan "entre sus compañeros de camino", buscan "entre sus conocidos", pero, entre toda aquella gente, no lo encuentran... Mi Jesús no quiere ser encontrado entre la muchedumbre.
Aprended pues dónde lo encontraron... para que vosotros también podáis encontrarlo: "a fuerza de buscarlo, lo encontraron en el Templo". No en cualquier lugar, sino "en el Templo", y no simplemente en el Templo, sino "En medio de los doctores a los que escuchaba y hacía preguntas". Vosotros también, buscad pues a Jesús en el templo de Dios, buscadlo en la Iglesia, buscadlo cerca de los maestros que están en este templo y que no salen de él. Si buscáis de ese modo, lo encontraréis...
Lo encontraron "sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas". Ahora todavía, Jesús está aquí; nos interroga y nos escucha. "Todos estaban admirados ", dice Lucas. ¿Qué admiraban? No sus preguntas que sin embargo eran admirables, sino sus respuestas... "Moisés hablaba, dice la Escritura, y Dios le respondía" (Ex 19,19). Así es como el Señor le enseñaba a Moisés lo que ignoraba. Unas veces Jesús interroga, y otras responde, y por muy admirables que sean sus preguntas, sus respuestas todavía son más admirables.
Para que nosotros también podamos oírlo y que nos plantee preguntas que él mismo resolverá, supliquémosle, hagamos un esfuerzo intenso y doloroso por buscarle, y podremos entonces encontrar lo que buscamos. Con razón dice la Escritura: "Tu padre y yo te buscábamos angustiados". Hace falta en efecto que el que busca a Jesús no lo haga con negligencia y blandura, de forma intermitente, como lo hacen algunos... y que, por esta razón, no lo encuentran. Nosotros, digamos: "Te buscábamos angustiados"
Orígenes (c. 185-253), sacerdote y teólogo. Homilía sobre el evangelio de Lucas, n° 18; SC 87
Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José
En este domingo, el siguiente a la Navidad, celebra la Iglesia la fiesta de la Sagrada Familia. Pensamos en oración en la Familia de Jesús, María y José, que es modelo de toda familia. Por eso trataremos de evocar, si los hemos olvidado, los momentos de convivencia entre ellos que los Evangelios nos transmiten, desde que contemplamos a María desposada con José hasta que la vemos al pie de la Cruz, acompañando a Jesús en el momento de la muerte.
En estos días, inmediatamente posteriores a la Navidad, nos imaginamos fácilmente Jesús como un Niño. ¡Qué fácil es tratar con los niños! No hacen falta presentaciones retóricas, ni solicitar audiencia previamente. Es mejor un lenguaje claro pero sencillo. Conviene hacerse a su mentalidad, hacerse un poco niños, pero a la vez tomarlos en serio: quien entiende mejor a un niño y quien mejor se hace entender por él, es otro niño.
No es difícil ser niños, nada les cuesta a los pequeños, pero es preciso librarse del afán de sobresalir, de quedar bien, tan típico a veces de los mayores y que nada les importa, sin embargo, a los que tienen pocos años.
Pertenecemos a la familia de Dios, y delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. —No lo olvides. Esto nos recordaba san Josemaría: que somos hijos de Dios por el Bautismo. Y como queremos ser buenos hijos, por eso debemos hacernos como niños siguiendo el consejo del Señor: En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y ya sabemos que la humildad está en el reconocimiento de nuestra condición limitada, de nuestra fragilidad, de sabernos necesitados de ayuda: así son los niños, se sienten débiles y, a pesar de todo seguros, porque saben que cuentan con la fortaleza y la protección de todos en su familia, especialmente de sus padres.
Por eso, al agradecer a nuestro Señor que nos haya querido de su Familia, hijos suyos, le pedimos nos conceda la virtud de la humildad que nos hace niños sencillos. Nada nos cuesta así pedirle la ayuda que como buen Padre nos quiere prestar, para que le amemos más cada día para nuestro bien: para reconocer nuestros errores y, arrepentidos, pedir perdón y rectifcar; para lograr esos objetivos que nos desarrollan en su presencia haciéndonos más aptos, más adultos como cristianos en su servicio. Con esa sencillez querremos pedirle, con infantil desparpajo, tantas cosas buenas que nos ilusionan y le agradan.
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién pide... la luna? -¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
"Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.
Estas palabras, también de san Josemaría, describen el que puede ser nuestro tono habitual con Dios. Podemos ser, debemos ser y sentirnos, hijos pequeños de nuestro Padre Dios, que no tienen medida y piden la luna, confiando en su Padre y en Santa María, su Madre. Así nos quiere Dios. No olvidemos que Jesucristo reprocha la poca fe y la poca audacia para pedir: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y todo el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá. O ¿quién hay entre vosotros, al que si su hijo pide un pan le da una piedra? ¿O si le pide un pez le da una culebra? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los Cielos dará cosas buenas a quienes le pidan?
Cada uno nos reconocemos con muchos defectos y débiles, pero nuestro Padre Dios es Todopoderoso e inmensamente bueno. No pensemos que es como nosotros, pues quiere mostrar con sus hijos los hombres su santidad y su poder. No queramos ser con Dios como los mayores en sus negocios terrenos, que primero calculan las dificultades, los riesgos, las posibilidades..., para luego decidir. Si somos niños, sólo pensaremos que es nuestro Padre Dios quien nos espera con amor, y que siempre está a favor nuestro.
Y no olvidemos a nuestra Madre, que sabrá meternos cada día más en nuestra verdadera Familia sobrenatural, para la que hemos nacido en la familia humana de nuestros padres y hermanos. Ella, con suavidad de Madre, nos hará más próximo, si se lo pedimos, el corazón de Dios.
En estos días, inmediatamente posteriores a la Navidad, nos imaginamos fácilmente Jesús como un Niño. ¡Qué fácil es tratar con los niños! No hacen falta presentaciones retóricas, ni solicitar audiencia previamente. Es mejor un lenguaje claro pero sencillo. Conviene hacerse a su mentalidad, hacerse un poco niños, pero a la vez tomarlos en serio: quien entiende mejor a un niño y quien mejor se hace entender por él, es otro niño.
No es difícil ser niños, nada les cuesta a los pequeños, pero es preciso librarse del afán de sobresalir, de quedar bien, tan típico a veces de los mayores y que nada les importa, sin embargo, a los que tienen pocos años.
Pertenecemos a la familia de Dios, y delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.
Y, además de niño, eres hijo de Dios. —No lo olvides. Esto nos recordaba san Josemaría: que somos hijos de Dios por el Bautismo. Y como queremos ser buenos hijos, por eso debemos hacernos como niños siguiendo el consejo del Señor: En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y ya sabemos que la humildad está en el reconocimiento de nuestra condición limitada, de nuestra fragilidad, de sabernos necesitados de ayuda: así son los niños, se sienten débiles y, a pesar de todo seguros, porque saben que cuentan con la fortaleza y la protección de todos en su familia, especialmente de sus padres.
Por eso, al agradecer a nuestro Señor que nos haya querido de su Familia, hijos suyos, le pedimos nos conceda la virtud de la humildad que nos hace niños sencillos. Nada nos cuesta así pedirle la ayuda que como buen Padre nos quiere prestar, para que le amemos más cada día para nuestro bien: para reconocer nuestros errores y, arrepentidos, pedir perdón y rectifcar; para lograr esos objetivos que nos desarrollan en su presencia haciéndonos más aptos, más adultos como cristianos en su servicio. Con esa sencillez querremos pedirle, con infantil desparpajo, tantas cosas buenas que nos ilusionan y le agradan.
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. -¿Quién pide... la luna? -¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
"Poned" en un niño "así", mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.
Estas palabras, también de san Josemaría, describen el que puede ser nuestro tono habitual con Dios. Podemos ser, debemos ser y sentirnos, hijos pequeños de nuestro Padre Dios, que no tienen medida y piden la luna, confiando en su Padre y en Santa María, su Madre. Así nos quiere Dios. No olvidemos que Jesucristo reprocha la poca fe y la poca audacia para pedir: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y todo el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá. O ¿quién hay entre vosotros, al que si su hijo pide un pan le da una piedra? ¿O si le pide un pez le da una culebra? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los Cielos dará cosas buenas a quienes le pidan?
Cada uno nos reconocemos con muchos defectos y débiles, pero nuestro Padre Dios es Todopoderoso e inmensamente bueno. No pensemos que es como nosotros, pues quiere mostrar con sus hijos los hombres su santidad y su poder. No queramos ser con Dios como los mayores en sus negocios terrenos, que primero calculan las dificultades, los riesgos, las posibilidades..., para luego decidir. Si somos niños, sólo pensaremos que es nuestro Padre Dios quien nos espera con amor, y que siempre está a favor nuestro.
Y no olvidemos a nuestra Madre, que sabrá meternos cada día más en nuestra verdadera Familia sobrenatural, para la que hemos nacido en la familia humana de nuestros padres y hermanos. Ella, con suavidad de Madre, nos hará más próximo, si se lo pedimos, el corazón de Dios.
sábado, 29 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
Te rogamos, Señor…
Te pedimos padre por todas las personas aquí presentes que de una u otra forma colaboran en esta lucha por la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Dales la gracia, el valor y la fortaleza necesaria para vivir y trabajar diariamente según tu Santa Voluntad.
Oremos por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Oremos por los obispos, los sacerdotes y diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.
Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según tu voluntad.
Te pedimos Señor porque el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a tu encuentro, para que asombrados por la maravilla de la creación, sepamos amarla y respetarla.
Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.
Muy especialmente, te pedimos hoy Señor por todas aquellas personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación y de Tu presencia. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.
Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.
Oremos por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Oremos por los obispos, los sacerdotes y diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.
Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según tu voluntad.
Te pedimos Señor porque el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a tu encuentro, para que asombrados por la maravilla de la creación, sepamos amarla y respetarla.
Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.
Muy especialmente, te pedimos hoy Señor por todas aquellas personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación y de Tu presencia. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.
Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.
Evangelio del día 28 de diciembre de 2012
Evangelio según San Mateo 2,13-18. Fiesta de los Santos Inocentes, mártires
Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.
Comentario:
Hoy comienza el misterio de la Pasión - San Gregorio de Nisa
“Al enterarse el rey Herodes del nuevo nacimiento del Salvador, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él” (Mt 2,2)... Es el misterio de la Pasión del cual la mirra de los magos era figura; se hace matar sin piedad a los recién nacidos... ¿Qué significa la muerte de estos niños? ¿Por qué atreverse a un crimen tan horrible? “Es que, dicen Herodes y sus consejeros, ha aparecido en el cielo un signo extraño; que, aseguran los magos, significa la venida de otro rey”. ¿Comprendes tú lo que son estos signos precursores?... Si Jesús es Señor de los astros, no queda a salvo de tus ataques? Tú crees tener el poder de hacer vivir o morir, pero no tienes nada que temer de alguien tan dulce. Dios lo somete a tu poder; ¿por qué conspirar contra él?...
Pero dejemos allá el duelo, “el llanto amargo de Raquel que llora a sus hijos” porque hoy el Sol de justicia (Mal 3,20) disipa las tinieblas del mal y hace brillar su luz sobre toda la naturaleza, el que asume nuestra naturaleza humana... En esta fiesta de la Natividad “las puertas de la muerte se han destrozado, se han roto las barras de hierro” (Sal 107,16); hoy “se abren las puertas de la justicia” (Sal 118,19)... Porque por un hombre, Adán, vino la muerte; hoy por un hombre viene la salvación (Rm 5,18)... Después del árbol del pecado se levanta el árbol de la bondad, la cruz... Hoy comienza el misterio de la Pasión.
San Gregorio de Nisa (c.335-395), monje, obispo. Sermón sobre la Natividad de Cristo; PG 46, 1128s
Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo. Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.
Comentario:
Hoy comienza el misterio de la Pasión - San Gregorio de Nisa
“Al enterarse el rey Herodes del nuevo nacimiento del Salvador, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él” (Mt 2,2)... Es el misterio de la Pasión del cual la mirra de los magos era figura; se hace matar sin piedad a los recién nacidos... ¿Qué significa la muerte de estos niños? ¿Por qué atreverse a un crimen tan horrible? “Es que, dicen Herodes y sus consejeros, ha aparecido en el cielo un signo extraño; que, aseguran los magos, significa la venida de otro rey”. ¿Comprendes tú lo que son estos signos precursores?... Si Jesús es Señor de los astros, no queda a salvo de tus ataques? Tú crees tener el poder de hacer vivir o morir, pero no tienes nada que temer de alguien tan dulce. Dios lo somete a tu poder; ¿por qué conspirar contra él?...
Pero dejemos allá el duelo, “el llanto amargo de Raquel que llora a sus hijos” porque hoy el Sol de justicia (Mal 3,20) disipa las tinieblas del mal y hace brillar su luz sobre toda la naturaleza, el que asume nuestra naturaleza humana... En esta fiesta de la Natividad “las puertas de la muerte se han destrozado, se han roto las barras de hierro” (Sal 107,16); hoy “se abren las puertas de la justicia” (Sal 118,19)... Porque por un hombre, Adán, vino la muerte; hoy por un hombre viene la salvación (Rm 5,18)... Después del árbol del pecado se levanta el árbol de la bondad, la cruz... Hoy comienza el misterio de la Pasión.
San Gregorio de Nisa (c.335-395), monje, obispo. Sermón sobre la Natividad de Cristo; PG 46, 1128s
jueves, 27 de diciembre de 2012
Evangelio del día 27 de diciembre de 2012
Evangelio según San Juan 20,2-8. Fiesta de San Juan, Apóstol y evangelista
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Comentario:
El discípulo que ha “penetrado el misterio de Dios, en el que están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col 2,3)- Ruperto de Deutz
En proporción a la gracia que hacía que Jesús le amaba y que le había hecho reposar en el pecho de Jesús en Cena (Jn 13,23), Juan recibió en abundancia [los dones del Espíritu] la inteligencia y la sabiduría (Is 11,2) - la inteligencia para comprender las Escrituras; la sabiduría para redactar sus propios libros con un arte admirable.
A decir verdad, no recibió este don desde el momento en que reposó su cabeza en el pecho del Señor, si más tarde lo pudo sacar de su corazón " donde estaban escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia " (Col. 2,3). Cuando dice que entrando en la tumba "vio y creyó ", reconoce "que todavía no conocían las Escrituras, y que hacía falta que Jesús resucitara de entre los muertos" (Jn 20,9).
Como los otros apóstoles, Juan recibió la plenitud, cuando vino el Espíritu Santo [en Pentecostés], cuando se dio la gracia a cada uno "según la medida del don del Cristo " (Ef 4,7)... El Señor Jesús amó a este discípulo más que a otros, y le descubrió los secretos del cielo... para hacer de él el evangelista del misterio profundo del que el hombre mismo no puede decir nada: el misterio del Verbo, la Palabra de Dios, el Verbo que se hizo carne.
Es el fruto de este amor. Pero, aunque le amaba, no es a él a quien Jesús le dijo: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18)... Amando a todos sus discípulos y sobre todo a Pedro con un amor de espíritu y de alma, nuestro Señor amó a Juan con un amor del corazón... En cuanto al apostolado, Simón Pedro recibió el primer puesto y "las llaves del Reino de los cielos " (Mt 16,19); Juan, obtuvo otra herencia: el espíritu de inteligencia, " un tesoro de alegría y de gozo" (Eclo. 15,6).
Ruperto de Deutz (c. 1075-1130), monje benedictino. Tratado sobre las obras del Espíritu Santo, IV, 10; SC 165
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Comentario:
El discípulo que ha “penetrado el misterio de Dios, en el que están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col 2,3)- Ruperto de Deutz
En proporción a la gracia que hacía que Jesús le amaba y que le había hecho reposar en el pecho de Jesús en Cena (Jn 13,23), Juan recibió en abundancia [los dones del Espíritu] la inteligencia y la sabiduría (Is 11,2) - la inteligencia para comprender las Escrituras; la sabiduría para redactar sus propios libros con un arte admirable.
A decir verdad, no recibió este don desde el momento en que reposó su cabeza en el pecho del Señor, si más tarde lo pudo sacar de su corazón " donde estaban escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia " (Col. 2,3). Cuando dice que entrando en la tumba "vio y creyó ", reconoce "que todavía no conocían las Escrituras, y que hacía falta que Jesús resucitara de entre los muertos" (Jn 20,9).
Como los otros apóstoles, Juan recibió la plenitud, cuando vino el Espíritu Santo [en Pentecostés], cuando se dio la gracia a cada uno "según la medida del don del Cristo " (Ef 4,7)... El Señor Jesús amó a este discípulo más que a otros, y le descubrió los secretos del cielo... para hacer de él el evangelista del misterio profundo del que el hombre mismo no puede decir nada: el misterio del Verbo, la Palabra de Dios, el Verbo que se hizo carne.
Es el fruto de este amor. Pero, aunque le amaba, no es a él a quien Jesús le dijo: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18)... Amando a todos sus discípulos y sobre todo a Pedro con un amor de espíritu y de alma, nuestro Señor amó a Juan con un amor del corazón... En cuanto al apostolado, Simón Pedro recibió el primer puesto y "las llaves del Reino de los cielos " (Mt 16,19); Juan, obtuvo otra herencia: el espíritu de inteligencia, " un tesoro de alegría y de gozo" (Eclo. 15,6).
Ruperto de Deutz (c. 1075-1130), monje benedictino. Tratado sobre las obras del Espíritu Santo, IV, 10; SC 165
miércoles, 26 de diciembre de 2012
Evangelio del día 26 de diciembre de 2012
Evangelio según San Mateo 10,17-22. Fiesta de San Esteban, primera mártir
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Comentario:
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han podido apagar” - Santa Teresa Benedicta de la Cruz
El Niño del pesebre extiende sus bracitos, y su sonrisa parece decir ya lo que más tarde pronunciarán los labios del hombre: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.” (Mt 11,28)... ¡Sígueme! así dicen las manos del Niño, como más tarde lo harán los labios del hombre. Así hablaron al discípulo que el Señor amaba y que ahora también pertenece al séquito del pesebre. Y San Juan, el joven con un limpio corazón de niño, lo siguió sin preguntar a dónde o para qué. Abandonó la barca de su padre (Mt 4,22) y siguió al Señor por todos sus caminos hasta la cima del Gólgota (Jn 19,26).
¡Sígueme!- esto sintió también el joven Esteban. Siguió al Señor en la lucha contra el poder de las tinieblas, contra la ceguera de la obstinada incredulidad, dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre, lo siguió también en su espíritu, espíritu de Amor que lucha contra el pecado, pero que ama al pecador y que, incluso estando muriendo, intercede ante Dios por sus asesinos.
Son figuras luminosas que se arrodillan en torno al pesebre: los tiernos niños inocentes, los confiados pastores, los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta, y Juan, el discípulo predilecto. Todos ellos siguieron la llamada del Señor. Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible dureza y de la ceguera: los escribas, que podían señalar el momento y el lugar donde el Salvador (Mt 2,5) del mundo habría de nacer, pero que fueron incapaces de deducir de ahí el “Venid a Belén”; el rey Herodes que quiso quitar la vida al Señor de la Vida. Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus. El es el Rey de los Reyes y Señor sobre la vida y la muerte. El pronuncia su ¡sígueme!, y el que no está con El está contra El (Mt 12,30). El nos habla también a nosotros y nos coloca frente a la decisión entre la luz y las tinieblas.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, filosofa, mártir, copatrona de Europa. El misterio de Navidad, Obras completas IV, 232, ed. Monte Carmelo
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Comentario:
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han podido apagar” - Santa Teresa Benedicta de la Cruz
El Niño del pesebre extiende sus bracitos, y su sonrisa parece decir ya lo que más tarde pronunciarán los labios del hombre: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.” (Mt 11,28)... ¡Sígueme! así dicen las manos del Niño, como más tarde lo harán los labios del hombre. Así hablaron al discípulo que el Señor amaba y que ahora también pertenece al séquito del pesebre. Y San Juan, el joven con un limpio corazón de niño, lo siguió sin preguntar a dónde o para qué. Abandonó la barca de su padre (Mt 4,22) y siguió al Señor por todos sus caminos hasta la cima del Gólgota (Jn 19,26).
¡Sígueme!- esto sintió también el joven Esteban. Siguió al Señor en la lucha contra el poder de las tinieblas, contra la ceguera de la obstinada incredulidad, dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre, lo siguió también en su espíritu, espíritu de Amor que lucha contra el pecado, pero que ama al pecador y que, incluso estando muriendo, intercede ante Dios por sus asesinos.
Son figuras luminosas que se arrodillan en torno al pesebre: los tiernos niños inocentes, los confiados pastores, los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta, y Juan, el discípulo predilecto. Todos ellos siguieron la llamada del Señor. Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible dureza y de la ceguera: los escribas, que podían señalar el momento y el lugar donde el Salvador (Mt 2,5) del mundo habría de nacer, pero que fueron incapaces de deducir de ahí el “Venid a Belén”; el rey Herodes que quiso quitar la vida al Señor de la Vida. Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus. El es el Rey de los Reyes y Señor sobre la vida y la muerte. El pronuncia su ¡sígueme!, y el que no está con El está contra El (Mt 12,30). El nos habla también a nosotros y nos coloca frente a la decisión entre la luz y las tinieblas.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, filosofa, mártir, copatrona de Europa. El misterio de Navidad, Obras completas IV, 232, ed. Monte Carmelo
martes, 25 de diciembre de 2012
Evangelio del día 25 de diciembre de 2012
Evangelio según San Juan 1,1-18. Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Comentario:
“Y el Verbo se hizo carne” - Beato Guerrico de Igny
“Porque un niño nos ha nacido " (Is 9,5). Sí, verdaderamente por nosotros, porque esto no es por él, ni por los ángeles. En absoluto por él: este nacimiento en efecto no le daba la existencia ni se la mejoraba, ya que, antes de nacer en el tiempo, él mismo existía desde toda eternidad y poseía la felicidad perfecta, Dios nacido Dios (cf Credo)...
Siendo Dios nacido de Dios, se hizo niño por nosotros. En cierto modo, él mismo se separaba y atravesaba de un salto a los ángeles para venir hasta nosotros y hacerse uno de nosotros. "Anonadándose" y descendiendo por debajo de los ángeles (He 2,7), se hizo igual a nosotros. Mientras que por su nacimiento eterno, era su propia felicidad y la de los ángeles, por su nacimiento en este mundo por nosotros, se hizo nuestra redención, porque nos veía penar solos bajo el pecado original de nuestro propio nacimiento.
Jesús niño, tu nacimiento es nuestra felicidad: ¡digno de nuestro amor! Endereza nuestro nacimiento, restaura nuestra condición, elimina nuestras heridas, cancela la sentencia que condenaba nuestra naturaleza (Col. 2,14). En lo sucesivo los que se afligían por un nacimiento que les presagiaba pena y dolor, ahora pueden renacer colmados de felicidad. Porque "a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios" (Jn 1,12)...
¡Por tu natividad, eres a la vez Dios e hijo del hombre! Por ella "tenemos acceso a esta gracia en la cual nos encontramos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria” de hijos de Dios (Rm 5,2). ¡Qué admirable intercambio! Asumiendo nuestra carne, nos regalas tu divinidad; vaciado de ti mismo, nos colmaste.
Beato Guerrico de Igny (c 1080-1157), abad cisterciense. Sermón 3º para Navidad; SC 166
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo". De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Comentario:
“Y el Verbo se hizo carne” - Beato Guerrico de Igny
“Porque un niño nos ha nacido " (Is 9,5). Sí, verdaderamente por nosotros, porque esto no es por él, ni por los ángeles. En absoluto por él: este nacimiento en efecto no le daba la existencia ni se la mejoraba, ya que, antes de nacer en el tiempo, él mismo existía desde toda eternidad y poseía la felicidad perfecta, Dios nacido Dios (cf Credo)...
Siendo Dios nacido de Dios, se hizo niño por nosotros. En cierto modo, él mismo se separaba y atravesaba de un salto a los ángeles para venir hasta nosotros y hacerse uno de nosotros. "Anonadándose" y descendiendo por debajo de los ángeles (He 2,7), se hizo igual a nosotros. Mientras que por su nacimiento eterno, era su propia felicidad y la de los ángeles, por su nacimiento en este mundo por nosotros, se hizo nuestra redención, porque nos veía penar solos bajo el pecado original de nuestro propio nacimiento.
Jesús niño, tu nacimiento es nuestra felicidad: ¡digno de nuestro amor! Endereza nuestro nacimiento, restaura nuestra condición, elimina nuestras heridas, cancela la sentencia que condenaba nuestra naturaleza (Col. 2,14). En lo sucesivo los que se afligían por un nacimiento que les presagiaba pena y dolor, ahora pueden renacer colmados de felicidad. Porque "a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios" (Jn 1,12)...
¡Por tu natividad, eres a la vez Dios e hijo del hombre! Por ella "tenemos acceso a esta gracia en la cual nos encontramos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria” de hijos de Dios (Rm 5,2). ¡Qué admirable intercambio! Asumiendo nuestra carne, nos regalas tu divinidad; vaciado de ti mismo, nos colmaste.
Beato Guerrico de Igny (c 1080-1157), abad cisterciense. Sermón 3º para Navidad; SC 166
lunes, 24 de diciembre de 2012
SS Benedicto XVI encendió el Cirio de la Paz
La inauguración del Nacimiento y el encendido del cirio son los dos ritos tradicionales con los que dan comienzo las celebraciones navideñas en el Vaticano, donde a las 22.00 hora local (21.00 GMT), Benedicto XVI oficiará en la basílica de San Pedro la Misa del Gallo.
Este es el cuarto año en el que la Misa del Gallo se adelanta dos horas para que no se fatigue Benedicto XVI, que tiene casi 86 años y que el martes oficiará los ritos de la Navidad.
El encendido del cirio es una tradición polaca que seguía Juan Pablo II y que Benedicto XVI continúa.
Durante el encendido del cirio, el pontífice no pronunció frase alguna, sólo rezó unos segundos por la paz en el mundo y con la vela hizo la señal de la cruz. Después, en medio de la oscuridad de la tarde-noche romana, saludó con la mano y bendijo a los presentes en la plaza.
Una banda de música entonó “Noche de paz”, mientras un ayudante del papa colocó al lado del Cirio de la Paz otra vela.
El Portal de Belén fue inaugurado por el arzobispo Giovanni Bertello, gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano, ante la presencia de numerosos obispos, sacerdotes y varios centenares de fieles. Varios coros, algunos de ellos de niños, cantaron numerosas canciones navideñas.
El Nacimiento está ambientado en los Sassi (casas excavadas en la roca) de Matera, ciudad de la región sureña italiana de Basilicata, que lo ha regalado al Vaticano.
Los Sassi, que forman la ciudad vieja de Matera, fueron declarados en 1993 patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El autor del portal, el prestigioso maestro italiano Francesco Artese, de 55 años, ha colocado el lugar donde nació Jesús en una reproducción de una iglesia rupestre, una de las 150 existentes en los Sassi.
El Portal de Belén ocupa una extensión de 150 metros cuadrados, está construido en varios niveles, en los que reproduce los Sassi (la ciudad vieja de Matera) y se pueden apreciar varias iglesias, palacios, calles empinadas, callejuelas, plazas y la casa de los pobres, donde los animales convivían con las personas.
El Belén cuenta con las figuras del asno (mula o burro, como se les conoce según la zona cristiana) y el buey, los dos animales por antonomasia que la iconografía cristiana siempre ha colocado en el lugar donde nació Jesús.
El regalo del portal por parte de la región de Basilicata ha permitido al Vaticano ahorrarse el coste del mismo, después de que un arzobispo -el actual nuncio en los Estados Unidos, Carlo María Viganó, denunciara en una carta enviada al papa la “corrupción y mala gestión” en la administración vaticana”, señalando, entre otros, que en el año 2009 el montaje del nacimiento llegó a costar la cifra “astronómica” de 550.000 euros.
Este año, el Belén, según dijo el presidente de la región de Basilicata, Vito De Filippo, ha costado 90.000 euros. El Vaticano ha pagado 21.800 euros, el coste de la mano de obra de los montadores.
Al lado del portal ha sido colocado el tradicional árbol de Navidad, que este año ha regalado la región sureña italiana de Molise.
Se trata de un gran abeto blanco de 24 metros de alto y 3,5 metros de circunferencia. El árbol ha sido adornado con 1.800 bolas blancas y 2.500 bombillas amarillas y blancas, los colores de la Santa Sede.
Fuente: EFE
Este es el cuarto año en el que la Misa del Gallo se adelanta dos horas para que no se fatigue Benedicto XVI, que tiene casi 86 años y que el martes oficiará los ritos de la Navidad.
El encendido del cirio es una tradición polaca que seguía Juan Pablo II y que Benedicto XVI continúa.
Durante el encendido del cirio, el pontífice no pronunció frase alguna, sólo rezó unos segundos por la paz en el mundo y con la vela hizo la señal de la cruz. Después, en medio de la oscuridad de la tarde-noche romana, saludó con la mano y bendijo a los presentes en la plaza.
Una banda de música entonó “Noche de paz”, mientras un ayudante del papa colocó al lado del Cirio de la Paz otra vela.
El Portal de Belén fue inaugurado por el arzobispo Giovanni Bertello, gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano, ante la presencia de numerosos obispos, sacerdotes y varios centenares de fieles. Varios coros, algunos de ellos de niños, cantaron numerosas canciones navideñas.
El Nacimiento está ambientado en los Sassi (casas excavadas en la roca) de Matera, ciudad de la región sureña italiana de Basilicata, que lo ha regalado al Vaticano.
Los Sassi, que forman la ciudad vieja de Matera, fueron declarados en 1993 patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El autor del portal, el prestigioso maestro italiano Francesco Artese, de 55 años, ha colocado el lugar donde nació Jesús en una reproducción de una iglesia rupestre, una de las 150 existentes en los Sassi.
El Portal de Belén ocupa una extensión de 150 metros cuadrados, está construido en varios niveles, en los que reproduce los Sassi (la ciudad vieja de Matera) y se pueden apreciar varias iglesias, palacios, calles empinadas, callejuelas, plazas y la casa de los pobres, donde los animales convivían con las personas.
El Belén cuenta con las figuras del asno (mula o burro, como se les conoce según la zona cristiana) y el buey, los dos animales por antonomasia que la iconografía cristiana siempre ha colocado en el lugar donde nació Jesús.
El regalo del portal por parte de la región de Basilicata ha permitido al Vaticano ahorrarse el coste del mismo, después de que un arzobispo -el actual nuncio en los Estados Unidos, Carlo María Viganó, denunciara en una carta enviada al papa la “corrupción y mala gestión” en la administración vaticana”, señalando, entre otros, que en el año 2009 el montaje del nacimiento llegó a costar la cifra “astronómica” de 550.000 euros.
Este año, el Belén, según dijo el presidente de la región de Basilicata, Vito De Filippo, ha costado 90.000 euros. El Vaticano ha pagado 21.800 euros, el coste de la mano de obra de los montadores.
Al lado del portal ha sido colocado el tradicional árbol de Navidad, que este año ha regalado la región sureña italiana de Molise.
Se trata de un gran abeto blanco de 24 metros de alto y 3,5 metros de circunferencia. El árbol ha sido adornado con 1.800 bolas blancas y 2.500 bombillas amarillas y blancas, los colores de la Santa Sede.
Fuente: EFE
“Hoy brillará la luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor" - San Josemaría Escrivá de Balaguer
“Hoy brillará la luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor. Es el gran anuncio que conmueve en este día a los cristianos y que, a través de ellos, se dirige a la Humanidad entera. Dios está aquí. Esa verdad debe llenar nuestras vidas: cada navidad ha de ser para nosotros un nuevo especial encuentro con Dios, dejando que su luz y su gracia entren hasta el fondo de nuestra alma".
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Es Cristo que pasa, 12, 1
Evangelio del día 24 de diciembre de 2012
Evangelio según San Lucas 2,1-14. Natividad de Nuestro Señor Jesucristo (misa de la noche)
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".
Comentario:
San Francisco ante el primer pesebre de Navidad - Tomás de Celano
Unos quince días antes de Navidad, Francisco dijo: “Quiero evocar el recuerdo del Niño nacido en Belén y de todas las penurias que tuvo que soportar desde su infancia. Lo quiero ver con mis propios ojos, tal como era, acostado en un pesebre y durmiendo sobre heno, entre el buey y la mula...”
Llegó el día de alegría... Convocaron a los hermanos de varios conventos de los alrededores. Con ánimo festivo la gente del país, hombres y mujeres, prepararon, cada cual según sus posibilidades, antorchas y cirios para iluminar esta noche que vería levantarse la Estrella fulgurante que ilumina a todos los tiempos. En llegando, el santo vio que todo estaba preparado y se llenó de alegría. Se había dispuesto un pesebre con heno; había un buey y una mula. La simplicidad dominaba todo, la pobreza triunfaba en el ambiente, toda una lección de humildad. Greccio se había convertido en un nuevo Belén. La noche se hizo clara como el día y deliciosa tanto para los animales como para los hombres. La gente acudía y se llenaba de gozo al ver renovarse el misterio. Los bosques saltaban de gozo, las montañas enviaban el eco. Los hermanos cantaban las alabanzas al Señor y toda la noche transcurría en una gran alegría. El santo pasó la noche de pie ante el pesebre, sobrecogido de compasión, transido de un gozo inefable. Al final, se celebró la misa con el pesebre como altar y el sacerdote quedó embargado de una devoción jamás experimentado antes.
Francisco se revistió de la dalmática, ya que era diácono, y cantó el evangelio con voz sonora...Luego predicó al pueblo y encontró palabras dulces como la miel para hablar del nacimiento del pobre Rey y de la pequeña villa de Belén.
Tomás de Celano (c.1190 - c. 1260), biógrafo de San Francisco y de Santa Clara. Vita Prima de san Francisco, § 84-86
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre". Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".
Comentario:
San Francisco ante el primer pesebre de Navidad - Tomás de Celano
Unos quince días antes de Navidad, Francisco dijo: “Quiero evocar el recuerdo del Niño nacido en Belén y de todas las penurias que tuvo que soportar desde su infancia. Lo quiero ver con mis propios ojos, tal como era, acostado en un pesebre y durmiendo sobre heno, entre el buey y la mula...”
Llegó el día de alegría... Convocaron a los hermanos de varios conventos de los alrededores. Con ánimo festivo la gente del país, hombres y mujeres, prepararon, cada cual según sus posibilidades, antorchas y cirios para iluminar esta noche que vería levantarse la Estrella fulgurante que ilumina a todos los tiempos. En llegando, el santo vio que todo estaba preparado y se llenó de alegría. Se había dispuesto un pesebre con heno; había un buey y una mula. La simplicidad dominaba todo, la pobreza triunfaba en el ambiente, toda una lección de humildad. Greccio se había convertido en un nuevo Belén. La noche se hizo clara como el día y deliciosa tanto para los animales como para los hombres. La gente acudía y se llenaba de gozo al ver renovarse el misterio. Los bosques saltaban de gozo, las montañas enviaban el eco. Los hermanos cantaban las alabanzas al Señor y toda la noche transcurría en una gran alegría. El santo pasó la noche de pie ante el pesebre, sobrecogido de compasión, transido de un gozo inefable. Al final, se celebró la misa con el pesebre como altar y el sacerdote quedó embargado de una devoción jamás experimentado antes.
Francisco se revistió de la dalmática, ya que era diácono, y cantó el evangelio con voz sonora...Luego predicó al pueblo y encontró palabras dulces como la miel para hablar del nacimiento del pobre Rey y de la pequeña villa de Belén.
Tomás de Celano (c.1190 - c. 1260), biógrafo de San Francisco y de Santa Clara. Vita Prima de san Francisco, § 84-86
domingo, 23 de diciembre de 2012
El Canto del Cisne - Padre Christian Bouchacourt
El
11 de octubre pasado se organizó una ceremonia en la Basílica
de San Pedro, Roma, en la que participaron el Papa y varias
centenas de obispos a fin de celebrar el 50º aniversario de
la apertura del Concilio Vaticano II. La atmósfera de esta conmemoración
fue poco menos que siniestra. Al ambiente de frescura y de regocijo
que anunciaba “una primavera de la Iglesia” profetizada
por Juan XXIII sobrevino un crudo realismo:
“Estos últimos decenios ha aumentado la «desertificación»
espiritual”.(1)
¡La comprobación es cruel! ¿Acaso este aniversario brindó la ocasión para que las autoridades romanas hiciesen un examen de conciencia sobre el Concilio y los cincuenta años que le siguieron? ¡Nada de eso!
Al contrario. ¡El Papa Benedicto XVI deseó mostrar que quería mantener el rumbo! Para reanimar esta fe que parece extinguirse en el mundo entero, manifestó que “es necesario volver a los documentos del Concilio Vaticano II, liberándolos de una masa de publicaciones que a menudo los han ocultado (y que) son, incluso para nuestro tiempo, una brújula que permite a la barca de la Iglesia avanzar mar adentro, en medio de tempestades o de ondas serenas y tranquilas, para navegar segura y llegar a la meta”.(2)
Los invito a que vuelvan a leer aquellas líneas que Monseñor Marcel Lefebvre remitió al Cardenal Ottaviani en respuesta a una encuesta que éste envió a los obispos del mundo entero para conocer qué pensaban sobre el peligro que corrían ciertas verdades fundamentales tras el Concilio Vaticano II. Las respuestas no fueron muchas. Esto es lo que decía Monseñor Lefebvre, entonces Superior de los Padres del Espíritu Santo:
“El mal radica en una literatura que siembra confusión en los espíritus a través de descripciones ambiguas y equívocas, bajo las cuales se descubre sin embargo una nueva religión”.(3)
Los textos del Concilio son ambiguos y equívocos… He allí todo el drama del Vaticano II.
La ambigüedad de los textos conciliares y su carácter equívoco posibilitaron que la gran mayoría de los Padres conciliares los votaran, sin que en su mayor parte se diesen cuenta de que eran portadores del germen de la apostasía a la que asistimos hoy en día. En tiempo de apertura del Concilio soplaba dentro de la Iglesia un aire malsano, alentado por obispos que deseaban casar a la Iglesia con las ideas liberales.
¡Estas ambigüedades se insertaron adrede, para no despertar las suspicacias de los obispos, que no tenían tiempo para estudiar los textos sometidos a votación!
Desde el comienzo de la primera sesión del Concilio, el ala progresista logró imponer sus esquemas en detrimento de aquellos que habían sido cuidadosamente elaborados por las comisiones preparatorias en las que participó Monseñor Lefebvre.
Veamos lo que entonces escribía en sus memorias el Padre Congar O. P., experto durante el Concilio. En el clero progresista, del cual él era corifeo, reinaba un deseo frenético de demoler todos los valores tradicionales gracias a un movimiento salido desde las bases, según los probados principios revolucionarios:
“Somos unos pocos y hemos podido vislumbrar rápidamente que el concilio ofrecía una ocasión para la causa, no sólo la del unionismo sino también la de la eclesiología. Percibimos una oportunidad, que se debía aprovechar al máximo, para acelerar la recuperación de los valores Episcopado e Iglesia en eclesiología, y promover un progreso sustancial desde el punto de vista ecuménico. Me dediqué personalmente a activar la opinión para que esperase y exigiese mucho. No cesé de decir por todas partes: quizá no pasará más del 5% de lo que hayamos pedido. Razón por demás para maximizar nuestras demandas. Es preciso que la opinión pública de los cristianos fuerce al concilio a existir verdaderamente y a hacer algo”.(4)
Mientras sus obras fueron condenadas bajo Pío XII, el R. P. Congar fue convocado como experto del Concilio y… ¡fue creado cardenal por Juan Pablo II! Este espíritu, condenado ayer por modernismo, fue glorificado durante y después del Concilio hasta nuestros días. Todo el edificio de la Iglesia fue conmovido hasta sus fundamentos.
“De manera prácticamente general, cuando el concilio innovó, anuló la certeza de las verdades enseñadas por el magisterio auténtico de la Iglesia como pertenecientes definitivamente al tesoro de la Tradición”.
Esta comprobación que Monseñor Lefebvre hacía hace más de cuarenta y cinco años no ha perdido nada de su actualidad.
No cabe duda que la atmósfera de impiedad y de materialismo que reina en el mundo ha contribuido a la pérdida de la fe en las almas. Es claro también que el ala ultra-progresista a veces ha deformado ciertas decisiones del Concilio; sin embargo, hay que volver a decir junto con Monseñor Lefebvre ayer y con Monseñor Bernard Fellay hoy que los textos mismos del Concilio están envenenados por un espíritu revolucionario.
Durante toda la historia de la Iglesia los Papas convocaron a los concilios con el fin de corregir errores y proclamar la verdad de manera clara e inteligible. Estas asambleas estaban centradas en Jesucristo y apuntaban a recentrar a los hombres descarriados en Aquel que es “el camino, la verdad y la vida”.(5)
En el Concilio Vaticano II es totalmente otro el espíritu que sopló. La Iglesia ya no enseña: propone. No está más centrada en Jesucristo sino en el hombre. “La Iglesia se ha declarado casi la sirvienta de la humanidad (…) ¿Ha desviado acaso la mente de la Iglesia en Concilio hacia la dirección antropocéntrica de la cultura moderna? Desviado, no; vuelto, sí (…) La católica, en su forma más consciente y más eficaz, como es la conciliar, se declara toda en favor y en servicio del hombre”.(6)
Este espíritu es el que ha viciado el Concilio y emponzoñado todos sus textos. El Vaticano II quiso asimilar la Revolución Francesa y sus principios.
Así como los principios de ésta condujeron a la desagregación de las sociedades, a las guerras más despiadadas y a las dictaduras más sangrientas, la revolución conciliar condujo a la Iglesia a su ruina. Los seminarios y las iglesias se vaciaron, y el clero ha sido engangrenado como nunca antes por el error y la inmoralidad.
Se implantó una verdadera dictadura contra aquellos que quisieron permanecer fieles a la Tradición. ¡Cuántos sacerdotes han sido expulsados de sus parroquias en el mundo entero por su fidelidad a la Tradición!
¡Cuántos murieron de pena a la vista de este desastre! Los defensores más ardientes fueron excomulgados. La Iglesia se expuso a la irrisión del mundo, con el que quiso pactar.
Interesa recordar también que durante los años ’60 tanto la religión musulmana como el protestantismo yacían en la agonía. En la actualidad la secta mahometana vive una expansión insolente, no menos que las sectas evangélicas. El Concilio tiene una responsabilidad real sobre la situación actual. ¿Acaso no ha dicho que “la Iglesia católica no rechaza nada de lo que hay de verdadero y santo en estas religiones”? (7)
Los Padres conciliares llegaron al extremo de “estimar la vida moral” (8) de los musulmanes… que entre otras cosas alientan la poligamia y persiguen a los cristianos de modo atroz. ¿Acaso el Concilio no afirmó que “el Espíritu de Cristo no rehúsa servirse de las religiones cristianas separadas como medios de salvación”? (9) Textos como éstos aniquilaron el espíritu misionero y llevan consigo el veneno mortal de la autodestrucción. La libertad religiosa, la colegialidad, el ecumenismo, son ecos de la trilogía revolucionaria “libertad, igualdad, fraternidad”. Minan la Iglesia en su interior y se sitúan en ruptura con las enseñanzas de los Papas del siglo XIX y de la mitad del siglo XX, que no cesaron de condenar tales errores.
En su discurso de clausura Pablo VI subrayó que el Concilio tenía un “carácter pastoral”, es decir, el valor de un sermón, ¡nada más! No puede obligarnos. Entonces, como dijo Monseñor Lefebvre y repitió Monseñor Fellay “lo que es conforme a la Tradición, lo aceptamos; lo que es dudoso, nos esforzamos por interpretarlo a la luz de la Tradición; y lo que es contrario a esta Tradición, lo rechazamos”.
Las confusiones y los daños causados por el último Concilio son innumerables y dramáticos. El Vaticano II dio a luz católicos anémicos y envenenados, sin defensas ante el mal y el error. Ha aniquilado el sacerdocio, especialmente a través de la nueva misa que ha engendrado. Revolucionó de arriba abajo todos los fundamentos de nuestra religión: el catecismo, los sacramentos, el derecho canónico. Es la causa de la desaparición de los estados católicos. La última víctima es el Estado de Liechtenstein, que el mes pasado acababa de abandonar la religión católica como religión estatal. El poder del Papa ha sido debilitado por la colegialidad, y las sectas invadieron las sociedades en nombre de la libertad de conciencia exaltada por los Padres conciliares. Durante el Concilio, Cristo ha sido destronado y el hombre ha sido coronado en su lugar. ¡Todo esto nos ha conducido a este inmenso caos!
Sin embargo, estas comprobaciones no pueden ni deben sumirnos en el desaliento, ¡al contrario! Sabemos, en efecto, que Cristo nunca abandonará a su Iglesia. Actualmente ya se oyen voces, que no son las de la Fraternidad San Pío X pero que se unen a las de ella, para denunciar este Concilio que ha proscrito la Tradición y que puso en peligro la salvación de las almas. El Cardenal Pie decía que “para el entendimiento humano la escena del Gólgota no fue más que un caos, un desbarajuste tenebroso. Sin embargo, de en medio de esta confusión y de esta derrota surgió la salvación del mundo”.(10) Gracias a nuestro aferramiento sin compromisos a la Tradición católica, a nuestras plegarias y a nuestros sacrificios, obtendremos de Cristo Rey esta resurrección de la Iglesia en la que creemos y que deseamos ardientemente.
Este 50º aniversario no es más que el canto del cisne de la Iglesia conciliar. En efecto, los griegos decían que cuando el cisne ve acercarse la hora de su muerte, emite un canto melodioso de todo punto inhabitual. El Concilio y sus obras están en agonía. Con este aniversario las luces se apagan… Los últimos testigos y actores directos del Vaticano II están desapareciendo uno tras otro. La adhesión visceral al Concilio se desvanecerá poco a poco y la razón recuperará su lugar… Entonces será más fácil hacer el examen de conciencia. Monseñor Fellay lo decía en el sermón pronunciado en San Nicolás de Chardonnet el 11 de noviembre pasado: “No abandonamos la idea de que un día volvamos a ganar a la Iglesia a su Tradición”. Este retorno no sucederá más que gracias al Papa. ¿Será el actual? ¿Será su sucesor? Sólo Dios lo sabe. Esta restauración tal vez sucederá en el dolor, pero tendrá lugar, ¡estemos seguros! Así como los Reyes Magos siguieron a la estrella que los condujo al pesebre, conservemos nuestros ojos fijos en Cristo y en su Santa Madre. Con el auxilio de la gracia de Dios mantengámonos fieles a la fe de nuestros padres. ¡El puerto está cerca! ¡Deseo a todos una santa fiesta de Navidad y un santo año 2013!
¡Que Dios los bendiga!
¡La comprobación es cruel! ¿Acaso este aniversario brindó la ocasión para que las autoridades romanas hiciesen un examen de conciencia sobre el Concilio y los cincuenta años que le siguieron? ¡Nada de eso!
Al contrario. ¡El Papa Benedicto XVI deseó mostrar que quería mantener el rumbo! Para reanimar esta fe que parece extinguirse en el mundo entero, manifestó que “es necesario volver a los documentos del Concilio Vaticano II, liberándolos de una masa de publicaciones que a menudo los han ocultado (y que) son, incluso para nuestro tiempo, una brújula que permite a la barca de la Iglesia avanzar mar adentro, en medio de tempestades o de ondas serenas y tranquilas, para navegar segura y llegar a la meta”.(2)
Los invito a que vuelvan a leer aquellas líneas que Monseñor Marcel Lefebvre remitió al Cardenal Ottaviani en respuesta a una encuesta que éste envió a los obispos del mundo entero para conocer qué pensaban sobre el peligro que corrían ciertas verdades fundamentales tras el Concilio Vaticano II. Las respuestas no fueron muchas. Esto es lo que decía Monseñor Lefebvre, entonces Superior de los Padres del Espíritu Santo:
“El mal radica en una literatura que siembra confusión en los espíritus a través de descripciones ambiguas y equívocas, bajo las cuales se descubre sin embargo una nueva religión”.(3)
Los textos del Concilio son ambiguos y equívocos… He allí todo el drama del Vaticano II.
La ambigüedad de los textos conciliares y su carácter equívoco posibilitaron que la gran mayoría de los Padres conciliares los votaran, sin que en su mayor parte se diesen cuenta de que eran portadores del germen de la apostasía a la que asistimos hoy en día. En tiempo de apertura del Concilio soplaba dentro de la Iglesia un aire malsano, alentado por obispos que deseaban casar a la Iglesia con las ideas liberales.
¡Estas ambigüedades se insertaron adrede, para no despertar las suspicacias de los obispos, que no tenían tiempo para estudiar los textos sometidos a votación!
Desde el comienzo de la primera sesión del Concilio, el ala progresista logró imponer sus esquemas en detrimento de aquellos que habían sido cuidadosamente elaborados por las comisiones preparatorias en las que participó Monseñor Lefebvre.
Veamos lo que entonces escribía en sus memorias el Padre Congar O. P., experto durante el Concilio. En el clero progresista, del cual él era corifeo, reinaba un deseo frenético de demoler todos los valores tradicionales gracias a un movimiento salido desde las bases, según los probados principios revolucionarios:
“Somos unos pocos y hemos podido vislumbrar rápidamente que el concilio ofrecía una ocasión para la causa, no sólo la del unionismo sino también la de la eclesiología. Percibimos una oportunidad, que se debía aprovechar al máximo, para acelerar la recuperación de los valores Episcopado e Iglesia en eclesiología, y promover un progreso sustancial desde el punto de vista ecuménico. Me dediqué personalmente a activar la opinión para que esperase y exigiese mucho. No cesé de decir por todas partes: quizá no pasará más del 5% de lo que hayamos pedido. Razón por demás para maximizar nuestras demandas. Es preciso que la opinión pública de los cristianos fuerce al concilio a existir verdaderamente y a hacer algo”.(4)
Mientras sus obras fueron condenadas bajo Pío XII, el R. P. Congar fue convocado como experto del Concilio y… ¡fue creado cardenal por Juan Pablo II! Este espíritu, condenado ayer por modernismo, fue glorificado durante y después del Concilio hasta nuestros días. Todo el edificio de la Iglesia fue conmovido hasta sus fundamentos.
“De manera prácticamente general, cuando el concilio innovó, anuló la certeza de las verdades enseñadas por el magisterio auténtico de la Iglesia como pertenecientes definitivamente al tesoro de la Tradición”.
Esta comprobación que Monseñor Lefebvre hacía hace más de cuarenta y cinco años no ha perdido nada de su actualidad.
No cabe duda que la atmósfera de impiedad y de materialismo que reina en el mundo ha contribuido a la pérdida de la fe en las almas. Es claro también que el ala ultra-progresista a veces ha deformado ciertas decisiones del Concilio; sin embargo, hay que volver a decir junto con Monseñor Lefebvre ayer y con Monseñor Bernard Fellay hoy que los textos mismos del Concilio están envenenados por un espíritu revolucionario.
Durante toda la historia de la Iglesia los Papas convocaron a los concilios con el fin de corregir errores y proclamar la verdad de manera clara e inteligible. Estas asambleas estaban centradas en Jesucristo y apuntaban a recentrar a los hombres descarriados en Aquel que es “el camino, la verdad y la vida”.(5)
En el Concilio Vaticano II es totalmente otro el espíritu que sopló. La Iglesia ya no enseña: propone. No está más centrada en Jesucristo sino en el hombre. “La Iglesia se ha declarado casi la sirvienta de la humanidad (…) ¿Ha desviado acaso la mente de la Iglesia en Concilio hacia la dirección antropocéntrica de la cultura moderna? Desviado, no; vuelto, sí (…) La católica, en su forma más consciente y más eficaz, como es la conciliar, se declara toda en favor y en servicio del hombre”.(6)
Este espíritu es el que ha viciado el Concilio y emponzoñado todos sus textos. El Vaticano II quiso asimilar la Revolución Francesa y sus principios.
Así como los principios de ésta condujeron a la desagregación de las sociedades, a las guerras más despiadadas y a las dictaduras más sangrientas, la revolución conciliar condujo a la Iglesia a su ruina. Los seminarios y las iglesias se vaciaron, y el clero ha sido engangrenado como nunca antes por el error y la inmoralidad.
Se implantó una verdadera dictadura contra aquellos que quisieron permanecer fieles a la Tradición. ¡Cuántos sacerdotes han sido expulsados de sus parroquias en el mundo entero por su fidelidad a la Tradición!
¡Cuántos murieron de pena a la vista de este desastre! Los defensores más ardientes fueron excomulgados. La Iglesia se expuso a la irrisión del mundo, con el que quiso pactar.
Interesa recordar también que durante los años ’60 tanto la religión musulmana como el protestantismo yacían en la agonía. En la actualidad la secta mahometana vive una expansión insolente, no menos que las sectas evangélicas. El Concilio tiene una responsabilidad real sobre la situación actual. ¿Acaso no ha dicho que “la Iglesia católica no rechaza nada de lo que hay de verdadero y santo en estas religiones”? (7)
Los Padres conciliares llegaron al extremo de “estimar la vida moral” (8) de los musulmanes… que entre otras cosas alientan la poligamia y persiguen a los cristianos de modo atroz. ¿Acaso el Concilio no afirmó que “el Espíritu de Cristo no rehúsa servirse de las religiones cristianas separadas como medios de salvación”? (9) Textos como éstos aniquilaron el espíritu misionero y llevan consigo el veneno mortal de la autodestrucción. La libertad religiosa, la colegialidad, el ecumenismo, son ecos de la trilogía revolucionaria “libertad, igualdad, fraternidad”. Minan la Iglesia en su interior y se sitúan en ruptura con las enseñanzas de los Papas del siglo XIX y de la mitad del siglo XX, que no cesaron de condenar tales errores.
En su discurso de clausura Pablo VI subrayó que el Concilio tenía un “carácter pastoral”, es decir, el valor de un sermón, ¡nada más! No puede obligarnos. Entonces, como dijo Monseñor Lefebvre y repitió Monseñor Fellay “lo que es conforme a la Tradición, lo aceptamos; lo que es dudoso, nos esforzamos por interpretarlo a la luz de la Tradición; y lo que es contrario a esta Tradición, lo rechazamos”.
Las confusiones y los daños causados por el último Concilio son innumerables y dramáticos. El Vaticano II dio a luz católicos anémicos y envenenados, sin defensas ante el mal y el error. Ha aniquilado el sacerdocio, especialmente a través de la nueva misa que ha engendrado. Revolucionó de arriba abajo todos los fundamentos de nuestra religión: el catecismo, los sacramentos, el derecho canónico. Es la causa de la desaparición de los estados católicos. La última víctima es el Estado de Liechtenstein, que el mes pasado acababa de abandonar la religión católica como religión estatal. El poder del Papa ha sido debilitado por la colegialidad, y las sectas invadieron las sociedades en nombre de la libertad de conciencia exaltada por los Padres conciliares. Durante el Concilio, Cristo ha sido destronado y el hombre ha sido coronado en su lugar. ¡Todo esto nos ha conducido a este inmenso caos!
Sin embargo, estas comprobaciones no pueden ni deben sumirnos en el desaliento, ¡al contrario! Sabemos, en efecto, que Cristo nunca abandonará a su Iglesia. Actualmente ya se oyen voces, que no son las de la Fraternidad San Pío X pero que se unen a las de ella, para denunciar este Concilio que ha proscrito la Tradición y que puso en peligro la salvación de las almas. El Cardenal Pie decía que “para el entendimiento humano la escena del Gólgota no fue más que un caos, un desbarajuste tenebroso. Sin embargo, de en medio de esta confusión y de esta derrota surgió la salvación del mundo”.(10) Gracias a nuestro aferramiento sin compromisos a la Tradición católica, a nuestras plegarias y a nuestros sacrificios, obtendremos de Cristo Rey esta resurrección de la Iglesia en la que creemos y que deseamos ardientemente.
Este 50º aniversario no es más que el canto del cisne de la Iglesia conciliar. En efecto, los griegos decían que cuando el cisne ve acercarse la hora de su muerte, emite un canto melodioso de todo punto inhabitual. El Concilio y sus obras están en agonía. Con este aniversario las luces se apagan… Los últimos testigos y actores directos del Vaticano II están desapareciendo uno tras otro. La adhesión visceral al Concilio se desvanecerá poco a poco y la razón recuperará su lugar… Entonces será más fácil hacer el examen de conciencia. Monseñor Fellay lo decía en el sermón pronunciado en San Nicolás de Chardonnet el 11 de noviembre pasado: “No abandonamos la idea de que un día volvamos a ganar a la Iglesia a su Tradición”. Este retorno no sucederá más que gracias al Papa. ¿Será el actual? ¿Será su sucesor? Sólo Dios lo sabe. Esta restauración tal vez sucederá en el dolor, pero tendrá lugar, ¡estemos seguros! Así como los Reyes Magos siguieron a la estrella que los condujo al pesebre, conservemos nuestros ojos fijos en Cristo y en su Santa Madre. Con el auxilio de la gracia de Dios mantengámonos fieles a la fe de nuestros padres. ¡El puerto está cerca! ¡Deseo a todos una santa fiesta de Navidad y un santo año 2013!
¡Que Dios los bendiga!
Padre Christian
Bouchacourt
Superior de Distrito América del Sur
Superior de Distrito América del Sur
(1) Benedicto XVI: Sermón pronunciado durante la misa de apertura del año de la fe en San Pedro, Roma, el 11 de octubre de 2012.
(2) Benedicto XVI: Audiencia general del 10 de octubre de 2012.
(3) Monseñor Lefebvre: respuesta al Cardenal Ottaviani, 20 de diciembre de 1966 en “Acuso al Concilio”, pág. 107.
(4) R.P. Congar: “Mon journal du Concile”, tomo I, pág. 4.
(5) San Juan, 14, 16.
(6) Pablo VI: “Discurso de clausura del Concilio Vaticano II”, 7 de diciembre de 1965.
(7) Concilio Vaticano II, Declaración “Nostra Ætate”, nº 2.
(8) Ibidem, nº 3.
(9) Decreto “Unitatis Redintegratio”, § 3.
(10) Cardenal Louis Edouard Pie: “Panégérique de saint Louis, Œuvres de Mgr l’Evêque de Poitiers”, tome I, p. 33.
Tomado de: http://www.fsspx-sudamerica.org
Anunciación del Señor: María, virgen por libre elección de amor - San Agustín
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.
Lc 1,26-38
La virginidad de María es también más grata y bienamable porque Cristo no la apartó, una vez concebido, de la posible violación del varón, para conservarla, sino que ya antes de ser concebido, la eligió para nacer de ella cuando ya la tenía consagrada a Dios. Así lo indican las palabras que María respondió al ángel que le anunciaba su concepción: ¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre? Ciertamente no hubiese dicho estas palabras si antes no hubiese consagrado su virginidad a Dios. Pero, como las costumbres de los israelitas rechazaban esto, fue desposada con un varón justo, que, lejos de ajarla violentamente, había de custodiar su voto contra toda violencia. Y aunque sólo hubiera dicho: ¿Cómo puede ser eso?, sin añadir: ¿si yo no tengo relaciones con ningún hombre? estaría igualmente claro; en efecto, no iba a preguntar cómo una mujer había de dar a luz a un hijo prometido si se hubiera casado con la intención de usar del matrimonio.
Pudo también haber recibido orden de permanecer virgen para que el Hijo de Dios tomase en ella la forma de un siervo por un apropiado milagro. Pero consagró su virginidad a Dios aun antes de saber que había de concebir, para servir de ejemplo a las futuras vírgenes santas y para que no estimaran que sólo debía permanecer virgen la que hubiera merecido concebir sin la relación carnal. Así imitó la vida celeste en el cuerpo mortal por medio del voto y sin estar obligada; lo hizo por elección de amor y no por obligación de servidumbre. Por ello Cristo, al nacer de una virgen prefirió aprobar a imponer la santa virginidad en una virgen que, aún antes de saber quién había de nacer de ella, ya había determinado permanecer virgen. Y así quiso que fuese libre la virginidad en la mujer en la que él tomó forma de siervo.
La Santa Virginidad, 4,4.
Lc 1,26-38
La virginidad de María es también más grata y bienamable porque Cristo no la apartó, una vez concebido, de la posible violación del varón, para conservarla, sino que ya antes de ser concebido, la eligió para nacer de ella cuando ya la tenía consagrada a Dios. Así lo indican las palabras que María respondió al ángel que le anunciaba su concepción: ¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre? Ciertamente no hubiese dicho estas palabras si antes no hubiese consagrado su virginidad a Dios. Pero, como las costumbres de los israelitas rechazaban esto, fue desposada con un varón justo, que, lejos de ajarla violentamente, había de custodiar su voto contra toda violencia. Y aunque sólo hubiera dicho: ¿Cómo puede ser eso?, sin añadir: ¿si yo no tengo relaciones con ningún hombre? estaría igualmente claro; en efecto, no iba a preguntar cómo una mujer había de dar a luz a un hijo prometido si se hubiera casado con la intención de usar del matrimonio.
Pudo también haber recibido orden de permanecer virgen para que el Hijo de Dios tomase en ella la forma de un siervo por un apropiado milagro. Pero consagró su virginidad a Dios aun antes de saber que había de concebir, para servir de ejemplo a las futuras vírgenes santas y para que no estimaran que sólo debía permanecer virgen la que hubiera merecido concebir sin la relación carnal. Así imitó la vida celeste en el cuerpo mortal por medio del voto y sin estar obligada; lo hizo por elección de amor y no por obligación de servidumbre. Por ello Cristo, al nacer de una virgen prefirió aprobar a imponer la santa virginidad en una virgen que, aún antes de saber quién había de nacer de ella, ya había determinado permanecer virgen. Y así quiso que fuese libre la virginidad en la mujer en la que él tomó forma de siervo.
La Santa Virginidad, 4,4.
Evangelio del día 23 de diciembre de 2012
Evangelio según San Lucas 1,39-45. Quinto Domingo de Adviento
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
Comentario:
“Mirad a mi amado como viene saltando por los montes, brincando por las colinas.” (Cant 2,8)- Beato Guerrico de Igny
“Ya viene el Rey, corramos al encuentro de nuestro Salvador” (liturgia de Adviento). Con razón dijo Salomón: “Agua fresca en garganta sedienta, la buena noticia de tierra lejana.” (Prov 25,25) Sí, es una buena noticia la que anuncia la llegada del Salvador, la reconciliación del mundo, los bienes del mundo futuro. “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva”. (Is 52,7)...
Estas noticias son agua refrescante y bebida de sabiduría saludable para el alma sedienta de Dios. En verdad, aquel que anuncia la llegada del Señor o sus misterios nos da a beber. “Sacaréis agua con gozo de las fuentes del Salvador”. (Is 12,3) También a aquel que trae este anuncio... el alma le responde con las palabras de Isabel que había bebido del mismo Espíritu: “¿Cómo es posible que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó a dar saltos de alegría en mi seno.” (Lc 1,43) saltando de gozo por ir al encuentro del Señor.
En verdad, hermanos míos, hay que ir al encuentro de Cristo que viene saltando de gozo y de entusiasmo... “Salud de mi rostro, Dios mío.” (Sal 42,5) En tu condescendencia saludas a tus siervos y los salvas. .. No únicamente por las palabras de paz, sino por el beso de paz. Tú te unes a nuestra carne, tú nos salvas por tu muerte en la cruz. Que nuestro espíritu exulte, pues, con alegría desbordante, que corra al encuentro del Señor que viene de lejos, aclamándole con estas palabras: “Cúrame, Señor, y quedaré curado, sálvame, y quedaré a salvo, pues a ti se dirige mi alabanza” (Jr 17,14); “Bendito el que viene en nombre del Señor.” (Sal 117,25-26)
Beato Guerrico de Igny (c 1080-1157), abad cisterciense. Sermón 2ª para el Adviento, §1-2; SC 166
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
Comentario:
“Mirad a mi amado como viene saltando por los montes, brincando por las colinas.” (Cant 2,8)- Beato Guerrico de Igny
“Ya viene el Rey, corramos al encuentro de nuestro Salvador” (liturgia de Adviento). Con razón dijo Salomón: “Agua fresca en garganta sedienta, la buena noticia de tierra lejana.” (Prov 25,25) Sí, es una buena noticia la que anuncia la llegada del Salvador, la reconciliación del mundo, los bienes del mundo futuro. “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva”. (Is 52,7)...
Estas noticias son agua refrescante y bebida de sabiduría saludable para el alma sedienta de Dios. En verdad, aquel que anuncia la llegada del Señor o sus misterios nos da a beber. “Sacaréis agua con gozo de las fuentes del Salvador”. (Is 12,3) También a aquel que trae este anuncio... el alma le responde con las palabras de Isabel que había bebido del mismo Espíritu: “¿Cómo es posible que la Madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó a dar saltos de alegría en mi seno.” (Lc 1,43) saltando de gozo por ir al encuentro del Señor.
En verdad, hermanos míos, hay que ir al encuentro de Cristo que viene saltando de gozo y de entusiasmo... “Salud de mi rostro, Dios mío.” (Sal 42,5) En tu condescendencia saludas a tus siervos y los salvas. .. No únicamente por las palabras de paz, sino por el beso de paz. Tú te unes a nuestra carne, tú nos salvas por tu muerte en la cruz. Que nuestro espíritu exulte, pues, con alegría desbordante, que corra al encuentro del Señor que viene de lejos, aclamándole con estas palabras: “Cúrame, Señor, y quedaré curado, sálvame, y quedaré a salvo, pues a ti se dirige mi alabanza” (Jr 17,14); “Bendito el que viene en nombre del Señor.” (Sal 117,25-26)
Beato Guerrico de Igny (c 1080-1157), abad cisterciense. Sermón 2ª para el Adviento, §1-2; SC 166
sábado, 22 de diciembre de 2012
José Gabriel del Rosario Brochero: próximo Beato!!
El Santo Padre ha firmado el decreto de la cura milagrosa del niño Nicolás Flores Violino, acaecida a finales del año 2000.
La Beatificación de Brochero será, Dios mediante, en Alto Grande, cerca de Villa Cura Brochero (Cba.), el 14 de septiembre de 2013, fecha aún por confirmar por el Santo Padre.
Momento de encuentro con el matrimonio de Osvaldo Flores y Sandra Violino, papás de Nicolás. Tenía tan sólo 11 meses de vida, el 28 de septiembre de 2000, mientras viajaban de Córdoba a Villa Cura Brochero, cuando en las inmediaciones de Falda del Carmen, sufrieron un gravísimo accidente, donde perdió la vida el abuelo de Nicolás
¿Que ha significado para ustedes la realidad del accidente?
El accidente fue un hito que cambió rotundamente nuestras vidas, ya que involucró directamente a toda la familia, implicó pérdidas de vidas, lesiones graves y gravísimas. Nos significó un cambio en la manera de ver y vivir nuestras vidas, tuvimos que asumir y enfrentar como padres la discapacidad sobrevenida de nuestro hijo; pero es un hecho en el que se combinan dos facetas: Una dramática, trágica y extremadamente dolorosa, y la otra llena de Fe, Seguridad y Amor.
El accidente fue esencialmente lo que permitió poder vivir la manifestación plena del amor de Dios y la intercesión de Brochero, salvando la vida de nuestro hijo. Es la circunstancia que nos permite vivir y transitar nuestra realidad, dando testimonio que para Dios, nada es imposible y que el amor e intercesión de Brochero, siguen intactos en cada instante de nuestras vidas.
Frente al dolor de la pérdida y el sufrimiento por la salud, ¿Cómo se encomendaron a Brochero?
Osvaldo. En el momento mismo del accidente, cuando Nicolás comienza con insuficiencia respiratoria y me doy cuenta que era muy grave le pedí y le supliqué a Brochero que interceda ante Dios Nuestro Señor para que le salve la vida, que por favor no se fuera a morir, ese pedido lo hice convencido de que Brochero me acompañaría. Cuando el médico me comunica que el estado de Nicolás es gravísimo, que hay muy pocas esperanzas de vida y que debían intervenir quirúrgicamente, pero no sabían si resistiría la cirugía y que si pasaba esa instancia las secuelas eran impredecibles, en ese momento, reiteré el pedido por su vida rogando en este caso que no le quedaran secuelas. También la familia desde que se anotician del accidente y la gravedad de Nicolás piden a Brochero por su vida en especial sus bisabuelos Pascuala y Ramón ambos muy devotos del Cura Brochero. Posteriormente fue intenso y permanente el pedido a Brochero por la recuperación de Nicolás, que día a día, se sigue produciendo.
¿Cómo es y fue la relación familiar y personal con la figura de Brochero?
Osvaldo. La relación familiar con Brochero es íntima y profunda, es parte permanente de nuestras vidas, es como un padre siempre presente que nos consuela, nos protege y nos da fuerzas. Desde nuestros bisabuelos, Brochero ha estado presente de diversas maneras en ambas familias y tanto a mi esposa como a mi nos infundieron desde niños la devoción a Brochero y esa devoción nos llevó a vivir los ejercicios espirituales, a casarnos en la Iglesia de Brochero, entregando nuestro matrimonio a la protección del Curita y de igual manera le encomendamos a Dios por su intercesión el cuidado de nuestro hijo ni bien nos enteramos del embarazo; y Nicolás recibió el Bautismo y su Primera Comunión en la misma iglesia. Para graficar nuestros sentimientos podríamos decir que Brochero es un miembro más de la familia, así sentimos su presencia en nuestras vidas. En lo personal mi relación con Brochero es intensa, con un sentimiento de gratitud infinita por la vida de mi hijo y reafirmando de manera concreta que él, que fue y es un hombre santo, está en un lugar privilegiado para ayudar al que lo necesite.
¿Cómo fue viviendo los pasos de la posibilidad que su hijo sea el destinatario del milagro de un sacerdote tan querido?
Sandra. En nosotros siempre estuvo la convicción, la certeza de que la vida y recuperación de Nicolás era un Milagro, reforzada por las manifestaciones de algunos médicos que se expresaban en ese sentido, el 26 de Enero del 2002, sólo a poco más de un año del accidente, le acercamos al Padre Ricotti (en ese entonces párroco de Villa Cura Brochero) una carta comunicando lo que para nosotros era una gracia especial concedida por la intercesión del Cura Brochero.
Frente al pronóstico desalentador en relación a las posibilidades de calidad de vida y la recuperación asombrosa de Nicolás, particularmente del lenguaje, nos llevó a comunicar los avances y logros de Nicolás, esta vez al Padre Frigerio con fecha 14/06/2005.
Cuando en el año 2009 comenzó el proceso de estudio del presunto milagro en el Arzobispado de Córdoba, lo vivimos con una gran emoción en lo familiar, con mucha esperanza como Brocherianos, ya que hacía mucho tiempo que se esperaba un milagro para que Brochero pudiera estar en los altares, con una gran responsabilidad y compromiso para aportar todos los elementos que el tribunal nos fue requiriendo y con la tranquilidad de que Brochero estaba presente en cada paso de la causa; fue increíble ver como se iban dando las cosas. El cierre del proceso en Córdoba significó una inmensa alegría, ver materializado el estudio del presunto milagro en “esa caja lacrada” para ser enviada a Roma, es una imagen que quedará gravada en nuestras retinas, brotaba el sentimiento de que esta vez era posible.
Osvaldo. El proceso en Roma nos generó ansiedad, sin dejar de lado la certeza sobre el presunto milagro, ya que era un examen más exigente.
Debemos reconocer que para el momento de realizarse la junta médica estábamos absolutamente confiados, pero cuando Monseñor Santiago, nos habló desde Roma, avisándonos que el presunto milagro había sido aprobado por unanimidad por la junta médica, nos invadió el llanto y la alegría. La segunda instancia, la de aprobación de los Teólogos, para nosotros fue la más incierta y la que nos generó mayor expectativa y felicidad, cuando nos avisaron que también había sido positiva, y por unanimidad, fue un regocijo para nuestra Fe. Es muy difícil transmitir lo que se siente, es una emoción que desborda y había que contener esa emoción en el silencio y respeto al proceso, era saber que cada paso estaba cumplido, pero que era su Santidad quién decretaba la aprobación del milagro.
Hoy nos llena de gozo poder compartir, con quiénes comulgan nuestra Fe, la experiencia vivida y el orgullo de ser parte de la gloria de Brochero, un hombre y sacerdote santo, pastor y guía, ejemplo de amor, entrega, honestidad, perseverancia, progreso, caridad y humildad…
¿Podría compartir su vivencia espiritual en este tema?
Sandra. Desde lo espiritual vivimos este proceso a la luz de la Fe, y así como desde el momento del pedido, se hizo con la convicción de que se concedería, en una sincera entrega a Dios y a Brochero; de la misma manera tuvimos la certeza de que el pedido de todos, iba a ser escuchado. Nos aferramos con mayor fuerza a la oración para la beatificación de Brochero. En cada paso del proceso iba surgiendo un infinito agradecimiento. Nicolás para nosotros es un continuo milagro que nos recuerda cada día que Dios es lo esencial en nuestras vidas, como nos enseña Brochero y tratamos de vivirlo de ese modo.
¿Cómo lo vive Nicolás?
Sandra. Nicolás lo vive con simpleza, para él lo más importante es la beatificación de Brochero; la oración por su beatificación se ha rezado en familia diariamente y él siente que eso es lo importante. Cuando le contamos y explicamos que su vida había sido salvada por Dios por intercesión de Brochero y le preguntamos que sentía nos dijo: “siento mucho amor en mi corazón”, creemos que es la mejor síntesis, todo este proceso ha estado lleno del amor de Dios y de Brochero.
¿Qué significó para la familia?
Osvaldo. Haber recibido una doble bendición, el del milagro en sí y que sea la gracia elegida para la beatificación de Brochero, nos hacer sentir privilegiados del inmenso amor de Dios, ambas bendiciones nos sirvieron para crecer espiritualmente, para darle mayor sentido al sufrimiento, para dignificar nuestra cruz, para agradecer que Dios nos lo ha prestado por segunda vez, para tratar de vivir nuestra vidas al ejemplo de Brochero y lo vivimos con total serenidad, con mucha paz interior, pero especialmente con Fe, en la convicción de que sólo fuimos simples instrumentos para que José Gabriel del Rosario Brochero, hoy sea Beato.
Para compartir... lo que crean que puede ayudarnos
Sandra. Lo que nos gustaría compartir, es que si bien hoy disfrutamos de la inmensa alegría de la Beatificación de Brochero y estamos de fiesta, los caminos del Señor no son fáciles, en nuestro caso el milagro de la vida vino acompañado por un proceso que significó también mucho sufrimiento, que recibimos a veces con enojo, a veces con alegría, otras con tristeza, pero lo importante es que fue con aceptación y Fe. En esa seguridad de que era posible la recuperación de Nicolás, se encuentra sumado el esfuerzo y el trabajo diario de Nicolás, la familia, los terapeutas, los amigos, los médicos, en el convencimiento de que todos somos instrumentos para la gloria de Dios. No basta sólo con recibir el milagro, tenemos que crecer cada día y multiplicar los dones recibidos, debemos crecer en la Fe, en el amor, en el servicio, en la entrega y dar testimonio de vida.
Osvaldo. Nuestro hijo es un ser lleno de amor, que lleva a Dios y a Brochero en su corazón y es nuestro verdadero ejemplo de vida y de Fe.
Pero Nicolás es uno más de muchos milagros concedidos y seguramente muchos más son los que vendrán, lo importante es dar testimonio, compartir, no callar...
Ahora como Brocherianos debemos redoblar el esfuerzo y tomar el compromiso de rezar por la canonización de Brochero.-
La Beatificación de Brochero será, Dios mediante, en Alto Grande, cerca de Villa Cura Brochero (Cba.), el 14 de septiembre de 2013, fecha aún por confirmar por el Santo Padre.
Momento de encuentro con el matrimonio de Osvaldo Flores y Sandra Violino, papás de Nicolás. Tenía tan sólo 11 meses de vida, el 28 de septiembre de 2000, mientras viajaban de Córdoba a Villa Cura Brochero, cuando en las inmediaciones de Falda del Carmen, sufrieron un gravísimo accidente, donde perdió la vida el abuelo de Nicolás
¿Que ha significado para ustedes la realidad del accidente?
El accidente fue un hito que cambió rotundamente nuestras vidas, ya que involucró directamente a toda la familia, implicó pérdidas de vidas, lesiones graves y gravísimas. Nos significó un cambio en la manera de ver y vivir nuestras vidas, tuvimos que asumir y enfrentar como padres la discapacidad sobrevenida de nuestro hijo; pero es un hecho en el que se combinan dos facetas: Una dramática, trágica y extremadamente dolorosa, y la otra llena de Fe, Seguridad y Amor.
El accidente fue esencialmente lo que permitió poder vivir la manifestación plena del amor de Dios y la intercesión de Brochero, salvando la vida de nuestro hijo. Es la circunstancia que nos permite vivir y transitar nuestra realidad, dando testimonio que para Dios, nada es imposible y que el amor e intercesión de Brochero, siguen intactos en cada instante de nuestras vidas.
Frente al dolor de la pérdida y el sufrimiento por la salud, ¿Cómo se encomendaron a Brochero?
Osvaldo. En el momento mismo del accidente, cuando Nicolás comienza con insuficiencia respiratoria y me doy cuenta que era muy grave le pedí y le supliqué a Brochero que interceda ante Dios Nuestro Señor para que le salve la vida, que por favor no se fuera a morir, ese pedido lo hice convencido de que Brochero me acompañaría. Cuando el médico me comunica que el estado de Nicolás es gravísimo, que hay muy pocas esperanzas de vida y que debían intervenir quirúrgicamente, pero no sabían si resistiría la cirugía y que si pasaba esa instancia las secuelas eran impredecibles, en ese momento, reiteré el pedido por su vida rogando en este caso que no le quedaran secuelas. También la familia desde que se anotician del accidente y la gravedad de Nicolás piden a Brochero por su vida en especial sus bisabuelos Pascuala y Ramón ambos muy devotos del Cura Brochero. Posteriormente fue intenso y permanente el pedido a Brochero por la recuperación de Nicolás, que día a día, se sigue produciendo.
¿Cómo es y fue la relación familiar y personal con la figura de Brochero?
Osvaldo. La relación familiar con Brochero es íntima y profunda, es parte permanente de nuestras vidas, es como un padre siempre presente que nos consuela, nos protege y nos da fuerzas. Desde nuestros bisabuelos, Brochero ha estado presente de diversas maneras en ambas familias y tanto a mi esposa como a mi nos infundieron desde niños la devoción a Brochero y esa devoción nos llevó a vivir los ejercicios espirituales, a casarnos en la Iglesia de Brochero, entregando nuestro matrimonio a la protección del Curita y de igual manera le encomendamos a Dios por su intercesión el cuidado de nuestro hijo ni bien nos enteramos del embarazo; y Nicolás recibió el Bautismo y su Primera Comunión en la misma iglesia. Para graficar nuestros sentimientos podríamos decir que Brochero es un miembro más de la familia, así sentimos su presencia en nuestras vidas. En lo personal mi relación con Brochero es intensa, con un sentimiento de gratitud infinita por la vida de mi hijo y reafirmando de manera concreta que él, que fue y es un hombre santo, está en un lugar privilegiado para ayudar al que lo necesite.
¿Cómo fue viviendo los pasos de la posibilidad que su hijo sea el destinatario del milagro de un sacerdote tan querido?
Sandra. En nosotros siempre estuvo la convicción, la certeza de que la vida y recuperación de Nicolás era un Milagro, reforzada por las manifestaciones de algunos médicos que se expresaban en ese sentido, el 26 de Enero del 2002, sólo a poco más de un año del accidente, le acercamos al Padre Ricotti (en ese entonces párroco de Villa Cura Brochero) una carta comunicando lo que para nosotros era una gracia especial concedida por la intercesión del Cura Brochero.
Frente al pronóstico desalentador en relación a las posibilidades de calidad de vida y la recuperación asombrosa de Nicolás, particularmente del lenguaje, nos llevó a comunicar los avances y logros de Nicolás, esta vez al Padre Frigerio con fecha 14/06/2005.
Cuando en el año 2009 comenzó el proceso de estudio del presunto milagro en el Arzobispado de Córdoba, lo vivimos con una gran emoción en lo familiar, con mucha esperanza como Brocherianos, ya que hacía mucho tiempo que se esperaba un milagro para que Brochero pudiera estar en los altares, con una gran responsabilidad y compromiso para aportar todos los elementos que el tribunal nos fue requiriendo y con la tranquilidad de que Brochero estaba presente en cada paso de la causa; fue increíble ver como se iban dando las cosas. El cierre del proceso en Córdoba significó una inmensa alegría, ver materializado el estudio del presunto milagro en “esa caja lacrada” para ser enviada a Roma, es una imagen que quedará gravada en nuestras retinas, brotaba el sentimiento de que esta vez era posible.
Osvaldo. El proceso en Roma nos generó ansiedad, sin dejar de lado la certeza sobre el presunto milagro, ya que era un examen más exigente.
Debemos reconocer que para el momento de realizarse la junta médica estábamos absolutamente confiados, pero cuando Monseñor Santiago, nos habló desde Roma, avisándonos que el presunto milagro había sido aprobado por unanimidad por la junta médica, nos invadió el llanto y la alegría. La segunda instancia, la de aprobación de los Teólogos, para nosotros fue la más incierta y la que nos generó mayor expectativa y felicidad, cuando nos avisaron que también había sido positiva, y por unanimidad, fue un regocijo para nuestra Fe. Es muy difícil transmitir lo que se siente, es una emoción que desborda y había que contener esa emoción en el silencio y respeto al proceso, era saber que cada paso estaba cumplido, pero que era su Santidad quién decretaba la aprobación del milagro.
Hoy nos llena de gozo poder compartir, con quiénes comulgan nuestra Fe, la experiencia vivida y el orgullo de ser parte de la gloria de Brochero, un hombre y sacerdote santo, pastor y guía, ejemplo de amor, entrega, honestidad, perseverancia, progreso, caridad y humildad…
¿Podría compartir su vivencia espiritual en este tema?
Sandra. Desde lo espiritual vivimos este proceso a la luz de la Fe, y así como desde el momento del pedido, se hizo con la convicción de que se concedería, en una sincera entrega a Dios y a Brochero; de la misma manera tuvimos la certeza de que el pedido de todos, iba a ser escuchado. Nos aferramos con mayor fuerza a la oración para la beatificación de Brochero. En cada paso del proceso iba surgiendo un infinito agradecimiento. Nicolás para nosotros es un continuo milagro que nos recuerda cada día que Dios es lo esencial en nuestras vidas, como nos enseña Brochero y tratamos de vivirlo de ese modo.
¿Cómo lo vive Nicolás?
Sandra. Nicolás lo vive con simpleza, para él lo más importante es la beatificación de Brochero; la oración por su beatificación se ha rezado en familia diariamente y él siente que eso es lo importante. Cuando le contamos y explicamos que su vida había sido salvada por Dios por intercesión de Brochero y le preguntamos que sentía nos dijo: “siento mucho amor en mi corazón”, creemos que es la mejor síntesis, todo este proceso ha estado lleno del amor de Dios y de Brochero.
¿Qué significó para la familia?
Osvaldo. Haber recibido una doble bendición, el del milagro en sí y que sea la gracia elegida para la beatificación de Brochero, nos hacer sentir privilegiados del inmenso amor de Dios, ambas bendiciones nos sirvieron para crecer espiritualmente, para darle mayor sentido al sufrimiento, para dignificar nuestra cruz, para agradecer que Dios nos lo ha prestado por segunda vez, para tratar de vivir nuestra vidas al ejemplo de Brochero y lo vivimos con total serenidad, con mucha paz interior, pero especialmente con Fe, en la convicción de que sólo fuimos simples instrumentos para que José Gabriel del Rosario Brochero, hoy sea Beato.
Para compartir... lo que crean que puede ayudarnos
Sandra. Lo que nos gustaría compartir, es que si bien hoy disfrutamos de la inmensa alegría de la Beatificación de Brochero y estamos de fiesta, los caminos del Señor no son fáciles, en nuestro caso el milagro de la vida vino acompañado por un proceso que significó también mucho sufrimiento, que recibimos a veces con enojo, a veces con alegría, otras con tristeza, pero lo importante es que fue con aceptación y Fe. En esa seguridad de que era posible la recuperación de Nicolás, se encuentra sumado el esfuerzo y el trabajo diario de Nicolás, la familia, los terapeutas, los amigos, los médicos, en el convencimiento de que todos somos instrumentos para la gloria de Dios. No basta sólo con recibir el milagro, tenemos que crecer cada día y multiplicar los dones recibidos, debemos crecer en la Fe, en el amor, en el servicio, en la entrega y dar testimonio de vida.
Osvaldo. Nuestro hijo es un ser lleno de amor, que lleva a Dios y a Brochero en su corazón y es nuestro verdadero ejemplo de vida y de Fe.
Pero Nicolás es uno más de muchos milagros concedidos y seguramente muchos más son los que vendrán, lo importante es dar testimonio, compartir, no callar...
Ahora como Brocherianos debemos redoblar el esfuerzo y tomar el compromiso de rezar por la canonización de Brochero.-
Tomado de: http://www.curabrochero.org.ar/
Evangelio del día 22 de diciembre de 2012
Evangelio según San Lucas 1,46-56. Feria de Adviento: Semana antes de Navidad
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Comentario:
“Acogió a Israel su siervo” - San Beda el Venerable
María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi Espíritu en Dios, mi salvador”. El Señor, dice, me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias,...
“Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo”...
Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: “Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre”.
Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda creatura y dista ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
“Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”. Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: “Israel es mi siervo, y yo lo amo”.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: “Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
"Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe... De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: “Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa” (Ga 3,29). Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan... y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.
San Beda el Venerable (c.673-735), monje benedictino, doctor de la Iglesia. Comentario al Evangelio de Lucas, 1, 46; CCL 120,37 (trad. breviario 22/12)
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Comentario:
“Acogió a Israel su siervo” - San Beda el Venerable
María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi Espíritu en Dios, mi salvador”. El Señor, dice, me ha engrandecido con un don tan inmenso y tan inaudito, que no hay posibilidad de explicarlo con palabras, ni apenas el afecto más profundo del corazón es capaz de comprenderlo; por ello ofrezco todas las fuerzas del alma en acción de gracias,...
“Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo”...
Porque sólo aquella alma a la que el Señor se digna hacer grandes favores puede proclamar la grandeza del Señor con dignas alabanzas y dirigir a quienes comparten los mismos votos y propósitos una exhortación como ésta: “Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre”.
Pues quien, una vez que haya conocido al Señor, tenga en menos el proclamar su grandeza y santificar su nombre en la medida de sus fuerzas será el menos importante en el reino de los cielos. Ya que el nombre del Señor se llama santo, porque con su singular poder trasciende a toda creatura y dista ampliamente de todas las cosas que ha hecho.
“Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia”. Bellamente llama a Israel siervo del Señor, ya que efectivamente el Señor lo ha acogido para salvarlo por ser obediente y humilde, de acuerdo con lo que dice Oseas: “Israel es mi siervo, y yo lo amo”.
Porque quien rechaza la humillación tampoco puede acoger la salvación, ni exclamar con el profeta: “Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida, y el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.
"Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. No se refiere a la descendencia carnal de Abrahán, sino a la espiritual, o sea, no habla de los nacidos solamente de su carne, sino de los que siguieron las huellas de su fe... De modo que el advenimiento del Salvador se le prometió a Abrahán y a su descendencia por siempre, o sea, a los hijos de la promesa, de los que se dice: “Si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa” (Ga 3,29). Con razón, pues, fueron ambas madres quienes anunciaron con sus profecías los nacimientos del Señor y de Juan... y la vida que pereció por el engaño de una sola mujer sea devuelta al mundo por la proclamación de dos mujeres que compiten por anunciar la salvación.
San Beda el Venerable (c.673-735), monje benedictino, doctor de la Iglesia. Comentario al Evangelio de Lucas, 1, 46; CCL 120,37 (trad. breviario 22/12)